Stephen Ferranti supo que tenía que hacer algo con respecto a su pérdida de audición cuando se dio cuenta de que podía afectar su trabajo.
Tiene 55 años y trabaja para una compañía de software financiero en New Hampshire, como gerente de estrategia de productos. A menudo movía la cabeza en asentimiento con sus colegas, pero no sabía realmente lo que estaban diciendo.
"Trabajo con muchas empresas nuevas y con jóvenes de 20 años que tienen muchas reuniones sociales y de negocios en restaurantes y bares ruidosos", dice.
"Estaba cansado de disculparme por mi edad y por mi audición".
- Stephen Ferranti
Cuando hacía presentaciones en congresos o hablaba con colegas y clientes en restaurantes concurridos, se dio cuenta de que aceptaba hacer tareas para colegas o que les contestaba que "sí" a clientes de alto nivel que no le habían hecho una pregunta de "sí" o "no". "Me daba vergüenza", recuerda.
Stephen se dio cuenta de que no poder oír a la gente perjudicaría su carrera y su empleo. Necesitaba hacer algo con respecto a su audición antes de que se convirtiera en un problema serio.
"El factor desencadenante para mí fue que trabajaba en un ambiente donde las personas de 50 años no son la mayoría", explica. "Casi todas las personas con las que trabajo son jóvenes y tienen una audición perfecta".
El médico le sugirió que viera a un audiólogo. Los audiólogos son profesionales de la salud que se especializan en problemas auditivos y del equilibrio. El audiólogo le dijo que tenía una pérdida auditiva típica de personas de 70 años, aunque la mayoría de los adultos no responden al problema hasta que son mucho mayores.
"Me dijo que yo tenía suerte, porque respondí a mi problema de audición 15 años antes que la mayoría de las personas", dice Stephen.
El informe del audiólogo le dio dos opciones: no hacer nada o conseguir audífonos. Después de mucho investigar, Stephen descubrió que había opciones para el tipo de audífonos que necesitaba.
"Lamentablemente, mi seguro no cubría el tipo de audífonos que yo necesitaba", dice. "Eran caros. Por suerte, tengo los medios para pagarlos, pero conozco a muchas personas que no los podrían costear".
La nueva realidad
Stephen lleva ya casi tres años usando sus audífonos y está muy contento con los que eligió. Dice que le llevó un par de meses acostumbrarse a usarlos porque los dispositivos le permitieron oír sonidos de frecuencias altas que no había oído en mucho tiempo. "El cerebro tiene que adaptarse a ellos", comenta.
Las situaciones sociales se volvieron más fáciles. "Estaba cansado de disculparme por mi edad y por mi audición. No me da vergüenza decir que uso audífonos y anteojos", explica Stephen. Lo mejor de todo es que puede conversar en lugares ruidosos.
El consejo de Stephen para cualquiera que note una pérdida auditiva de leve a moderada es buscar ayuda de inmediato: "Acéptelo. No es exactamente igual que como uno solía oír, pero es mucho mejor que antes".