Los trastornos por uso de sustancias son afecciones crónicas tratables de los cuales la gente puede recuperarse, pero el estigma que los rodea dificulta la búsqueda de tratamiento. Los trastornos por uso de sustancias son muy comunes y pueden afectar a cualquier persona, pero a menudo se entienden mal. Se estima que en 2023, 16% de las personas afectadas por esos trastornos informaron que no buscaron tratamiento porque les preocupaba lo que pensaría su comunidad.
El estigma se refiere a actitudes negativas sobre las personas basadas en sus características. También es posible que la gente tenga un “estigma interiorizado”, caso en el cual tiene creencias negativas sobre sus propios rasgos o características. El estigma interiorizado puede reducir la autoestima o aumentar el estrés, todo lo cual es perjudicial para la salud mental.
Al cambiar nuestra forma de hablar sobre la adicción se puede ayudar a reducir el estigma y aun a mejorar los resultados del tratamiento. Es importante entender por qué ocurre el estigma y cómo usamos las palabras para describir la adicción.
La adicción es un trastorno médico, no una falta moral
La adicción es una afección de salud que puede mejorar con tratamiento médico. Sin embargo, durante gran parte de nuestra historia, los médicos y otros profesionales han visto incorrectamente la adicción como un defecto del carácter. Esto ha creado parcialidad entre los proveedores de atención de salud que pueden administrar un tratamiento inadecuado o dejar de administrar cualquier tratamiento a las personas con esos trastornos.
Desde 2013, cuando cambiaron las guías clínicas, la gente ha comenzado a decir “trastorno por uso de alcohol” en lugar de “abuso del alcohol” o “dependencia del alcohol”. La expresión “trastorno por uso de alcohol” también ha reemplazado a otras como “abuso de drogas”. En las guías más recientes se reconoce que el trastorno por uso de alcohol y el trastorno por uso de drogas son tratables, que su gravedad varía y que la gente puede recuperarse de ellos.
El cambio en el lenguaje médico es un buen punto de partida, pero el cambio de la mentalidad toma tiempo. Podemos ayudar al ser más conscientes de nuestra forma de hablar sobre la adicción.
Uso de lenguaje en que se nombra primero a la persona
Al hablar de adicción, en general es mejor usar un lenguaje neutro, en que se nombra primero a la persona y que se centre en ella. Esto significa que se debe describir una enfermedad o un trastorno solamente como una parte de la vida de la persona en lugar de definir a esta última por su afección.
Por ejemplo:
• En lugar de referirse a alguien como “alcohólico”, se debe decir “una persona con trastorno por uso de alcohol”.
• En lugar de llamar a alguien “adicto”, se debe decir que es una persona “con un trastorno por uso de sustancias”.
La próxima vez que necesite ayuda para encontrar las palabras correctas al referirse a los trastornos por uso de sustancias, piense en emplear este cuadro inspirado por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas:
El aprendizaje de un “nuevo” lenguaje sobre adicción toma tiempo
Los cambios sencillos en el lenguaje pueden ayudar a reducir o a evitar el estigma perjudicial que rodea a los trastornos por uso de sustancias. Se necesita trabajar para desacelerar el uso de las palabras habituales y escoger las palabras correctas. Además, el lenguaje cambia constantemente y puede ser difícil saber qué palabras son útiles o perjudiciales en cada situación. Sin embargo, con la práctica, pronto hablaremos con fluidez.
• En general, la mejor opción es emplear lenguaje en el que se nombra primero a la persona.
• Deje que la persona escoja cómo desea que se le describa. Si no está seguro sobre las palabras que debe usar, pregunte.
• Está bien preguntar, pero respete la privacidad de cada persona.
• Tenga una mente abierta y muéstrese dispuesto a aprender.
• Sea amable con otras personas y consigo mismo.
• Señale el lenguaje estigmatizante cuando lo oiga.