En 2018, Leslie Heffernan tenía 58 años y se entrenaba para un triatlón. La residente de Massachusetts siempre ha sido una persona activa, y en preparación para el evento corría, nadaba y montaba en bicicleta en su tiempo libre.
"En aquel momento estaba muy en sintonía con mi cuerpo y muy consciente de cómo me sentía y me movía", dice.
Cuando empezó a sentir malestar abdominal en las carreras de entrenamiento, supo que algo no estaba bien.
"Sentía que cuando corría, me tenía que sostener el vientre", explica. "Empecé a sentir algo en la parte baja del abdomen que podía empujar y mover. No me dolía, pero no tenía ni idea de qué era".
La búsqueda de asesoramiento profesional
Leslie le pidió una cita a su médica de atención primaria para que la revisara. La doctora le palpó el abdomen pero no le encontró nada inusual y la mandó de vuelta a su casa. Pero Leslie seguía sintiendo que algo estaba mal. "Pedí una cita con un gastroenterólogo [un médico especialista en enfermedades de los intestinos y del hígado] pensando que tal vez era algo intestinal", dice.
Dos meses más tarde, en la cita, Leslie describió la masa que sentía. El gastroenterólogo pidió una ecografía. Tres días después, le dijo a Leslie que la prueba había revelado una masa tan grande que era difícil determinar con exactitud de dónde venía. Más tarde, una resonancia magnética mostró que la masa estaba en un ovario.
"Ni siquiera en ese momento pensé que pudiera ser un cáncer", cuenta. "Después de todo, no me sentía mal y todavía corría. Pensé en varias posibilidades, como un quiste grande".
Cirugía y recuperación
Ese mismo mes, en la operación para extraerle los ovarios, los cirujanos también le extirparon una masa del tamaño de un balón de fútbol con forma de ocho, relata Leslie.
"Era blanda, como un globo de agua. Si yo la empujaba, se movía. Tal vez por eso era difícil de palpar para los médicos", dice. La masa fue enviada a un laboratorio para ver si tenía células cancerosas. Además, le extrajeron tejido del estómago y de los ganglios linfáticos para hacer otras pruebas.
Después de la operación, mientras estaba en recuperación, el médico le explicó a Leslie que la masa en el ovario era cancerosa pero el cáncer estaba contenido. Luego recibió seis ciclos de quimioterapia. Tres años más tarde, la declararon libre de cáncer.
"Sé que tuve una suerte enorme de que el cáncer estuviera contenido, y que no todas las mujeres con cáncer de ovario reciben la misma buena noticia", dice. "Si no hubiera estado en sintonía con mi cuerpo y entrenando para un triatlón, no sé si me hubiera dado cuenta del problema".
La experiencia con el cáncer de ovario le enseñó a Leslie el valor de abogar por uno mismo. Les implora a los demás que hagan lo mismo.
"No estoy segura de cómo habría salido todo si no hubiera buscado la opinión de otros médicos", dice. "Usted conoce su cuerpo mejor que nadie. Si cree que algo no está bien, consulte a otros médicos hasta conseguir una respuesta".