Imagínese su vida como una montaña rusa: La emoción de subir a la cima y el terror de la bajada vertiginosa.
Así era la vida de Bev Miller, de Wauseon, Ohio, a quien diagnosticaron con trastorno bipolar cuando tenía 23 años, eso hace ya cuatro décadas.
Los altibajos emocionales extremos que sentía eran síntomas de la enfermedad, que ahora controla con medicamentos.
Altibajos emocionales
A veces se sentía llena de energía y en la cima del mundo. Se convenció a sí misma de que necesitaba sólo cuatro horas de sueño.
"Tenía la mente siempre acelerada, como un video en avance rápido", recuerda Bev. "Ocupada, ocupada, siempre ocupada. Planes, planes y más planes".
Luego caía en una espiral de profunda depresión.
"Uno disfruta de la subida en la montaña rusa tanto que termina en las nubes y se queda allí, hasta que los pensamientos te traen de vuelta a la realidad", explica Bev. "Pero luego, caemos de las nubes en un agujero profundo y oscuro".
Poco después de cumplir 20 años, la hospitalizaron dos veces por manía y otra vez por un intento de suicidio. Su inestabilidad emocional y su depresión le habrían hecho difícil mantener un trabajo estable, pero Bev tuvo suerte. Trabajó para el negocio de su familia y logró conseguir apoyo cuando le hizo falta.
Desde entonces, la estabilidad de vivir cerca de su familia, la consejería profesional y los medicamentos la han ayudado a controlar la afección.
La comunidad menonita
Cuando su pastor le contó de un anuncio en una revista local en el que buscaban personas para un estudio clínico de los Institutos Nacionales de la Salud, Bev se inscribió.
Como los menonitas se casan entre sí, tienen más similitudes genéticas que las personas de la población general. Los investigadores esperan encontrar mejores tratamientos para el trastorno bipolar estudiando estas semejanzas.
A los hermanos de Bev y a muchas personas de la comunidad menonita también les hicieron pruebas del trastorno bipolar.
La importancia de prestar atención
Ahora, Bev comparte su historia con otros.
Su franqueza brinda a las personas con problemas de salud mental el apoyo que necesitan para conseguir ayuda profesional y medicamentos.
"Si ayudo a otras personas, mi vida tiene más sentido. Eso es algo que no cambiaría", dice.
Si usted conoce a alguien que podría tener un problema de salud mental, Bev le recomienda que preste atención a lo que esa persona podría estar sintiendo.
En vez de decir "¿Cómo estás?", pruebe decir, "¡Hola, qué bueno verte!", recomienda Bev.