Un estudio, que cuenta con el apoyo de los Institutos Nacionales de la Salud, ha descubierto una herramienta que tal vez pueda predecir qué bebés de alto riesgo de 6 meses tendrán un trastorno del espectro autista antes de cumplir 2 años.
Esto es importante porque una herramienta así podría permitir el tratamiento más temprano.
Los investigadores observaron cómo colaboran las diferentes regiones del cerebro al realizar diferentes tareas y al descansar. El estudio utilizó una tecnología llamada resonancia magnética funcional (RM funcional o RMf), que sigue la actividad cerebral midiendo los cambios en el flujo sanguíneo. El estudio está financiado por el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver (NICHD, por sus siglas en inglés) y el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH, por sus siglas en inglés).
Usando la tecnología de resonancia magnética funcional, los investigadores examinaron a bebés de 6 meses de edad mientras dormían. Los bebés del estudio se consideraban de alto riesgo por tener hermanos mayores con autismo. A la edad de 2 años, a 11 de los 59 bebés del grupo se les diagnosticó autismo.
"Aunque los resultados son preliminares, el estudio sugiere que en el futuro, las técnicas de neuroimagen podrían ser una herramienta útil para diagnosticar el autismo o para ayudar a los médicos a evaluar el riesgo de un niño", dijo el Dr. Joshua Gordon, director del Instituto Nacional de Salud Mental.
El análisis de un estudio predijo el diagnóstico futuro de cada bebé usando los datos de los otros bebés. Este método identificó al 82 por ciento de los bebés que tendrían autismo (9 de 11). También identificó correctamente a todos los bebés que no tuvieron autismo. El análisis de otro estudio que investigó si los resultados se podían aplicar a otros casos tuvo una tasa de precisión del 93 por ciento.
"Los resultados previos sugieren que en el autismo, los cambios relacionados con el cerebro ocurren antes de que surjan los síntomas de conducta", dijo la Dra. Diana Bianchi, directora del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver. "Si en los estudios futuros se confirman estos resultados, la detección de las diferencias cerebrales podría permitir que el autismo se diagnostique y se trate antes".