Durante 75 años, el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NHLBI) ha estudiado muchas enfermedades y afecciones diferentes que son distintas y pueden entrecruzarse. Con el liderazgo del Director Dr. Gary H. Gibbons, M.D., el NHLBI participa en muchas actividades para abordar la enfermedad del corazón y la COVID-19 persistente y reducir las disparidades en salud. El Dr. Gibbons habló con la revista MedlinePlus Magazine de los NIH sobre algunas de esas actividades y su interés personal en la cardiología.
¿Qué lo inspiró para entrar al campo de la medicina? ¿Qué camino recorrió para llegar a ser cardiólogo?
Siempre fui un chico muy curioso durante el período de crecimiento. Quería saber cómo y por qué funcionan las cosas. Mis padres eran maestros de escuela y me dieron libros infantiles que explicaban los conceptos científicos como el sistema solar o por qué el cielo es azul o cómo funciona el cuerpo humano. Tuve la bendición de crecer en Filadelfia donde está el Instituto Franklin, que es gratuito para los niños. Podía tomar solo el ómnibus y el tren subterráneo y explorar el museo de ciencias. Creo que fue esa curiosidad sobre cómo y por qué funcionan las cosas y el hecho de que el cuerpo es un sistema increíble. Quería aprender más al respecto.
Quería entender por qué algunas cosas funcionan mal en el cuerpo y qué relación tiene eso con los pacientes y el sufrimiento de la gente. Al crecer en el centro de Filadelfia, uno conoce a personas con varias enfermedades, especialmente afecciones comunes entre las comunidades de raza negra. Ese es el origen de la razón por la cual llegué a ser cardiólogo.
La cardiología es uno de esos campos de la medicina en que los pacientes estaban muertos y eran reanimados o estaban cerca de la muerte. Al ser cardiólogo, uno podía tomar a alguien que literalmente no podía respirar, usar el conocimiento y, al cabo de unos días o de unas horas, esa persona podía volver a su vida diaria. Siempre quise ser la clase de médico que pudiera aliviar ese sufrimiento. Eso es lo que hago hoy, solamente que en una escala diferente.
¿Cómo llegó a ser Director del NHLBI y por qué le interesaba ese cargo?
Probablemente ese es un giro en el relato de un recorrido. Mi meta en la facultad de medicina era ser médico de atención primaria en comunidades como aquella donde crecí. Pero esa trayectoria cambió cuando le pregunté a uno de mis profesores ¿por qué tienen los afroestadounidenses más probabilidades de sufrir de hipertensión arterial y de tener derrames cerebrales o enfermedad del corazón como consecuencia de ello? Como hacen los buenos profesores, él me retó a ir al laboratorio para aclarar esa pregunta. El resto es historia.
Pasé un verano que se convirtió en dos años. Me volvió a picar el gusanillo de la ciencia y la curiosidad. Eso amplió mi horizonte no solamente para convertirme en médico clínico, sino en cardiólogo-científico. No solamente cuidaría a los pacientes para aliviar su sufrimiento. También podría tratar de entender cuál era el factor causante del sufrimiento y de la enfermedad subyacente. Eso me llevó al camino de la investigación y fue decisivo para convertirme en académico financiado por los NIH, que en ese entonces prestaba servicios en consejos asesores y secciones de estudio.
Entonces me percaté más del impacto que tenían los NIH más allá de cualquier paciente—para entender mejor las afecciones del corazón, los pulmones, la sangre y el sueño en una escala que permitiera ampliar la ciencia para mejorar la salud de todas las comunidades de nuestra nación. Es una orden de nivel superior para alcanzar las mismas metas a las que aspiraba a nivel individual.
¿Cómo equilibra el NHLBI todos los campos que encierra su nombre: las afecciones del corazón, los pulmones y la sangre?
También somos la sede del Centro Nacional de Investigaciones sobre Trastornos del Sueño, de modo que hay que agregar los aspectos biológicos del sueño y del ritmo circadiano (el estudio de los ciclos de 24 horas del cuerpo humano). Tenemos que ser conscientes de la diferencia de estas afecciones. Sin embargo, a menudo hay conexiones científicas entre las distintas divisiones del NHLBI.
Por ejemplo, nuestra iniciativa sobre la enfermedad de las células falciformes ha aprovechado la genoterapia y la edición genética. Existe la tecnología para tomar el código genético y manipularlo de una forma que permita mejorar la salud humana y prevenir la enfermedad. Eso podría aplicarse también a las enfermedades de los pulmones y del corazón.
A menudo dependemos de las estatinas y de otros medicamentos para reducir el colesterol. Hasta podría haber una forma de manipular la genética para bajarle el colesterol a una persona durante toda la vida. La reducción del colesterol puede prevenir los ataques cardíacos, derrames cerebrales y otras formas de enfermedad. Sin embargo, en el futuro existe la posibilidad de emplear estas otras genoterapias como alternativa para reducir el riesgo de enfermedad del corazón.
Estas cosas están en la agenda de investigaciones.
La enfermedad del corazón ha sido la principal causa de defunción en los Estados Unidos por mucho tiempo. Con el transcurso de los años, ¿ha cambiado nuestra forma de entenderla y hay algo que podamos hacer para prevenirla?
Es importante reconocer el enorme progreso alcanzado. El NHLBI se estableció con el nombre de Instituto Nacional del Corazón en 1948. Eso ocurrió en un momento en que la enfermedad del corazón sobrepasaba los casos de enfermedad infecciosa como la primera causa de defunción en los Estados Unidos. No se entendía por qué la gente de mediana edad se caía muerta.
Una de las primeras cosas realizadas fue el establecimiento del Estudio Framingham del corazón, basado en la comunidad. Eso abrió el escenario de la forma en que podemos estudiar las poblaciones y la epidemiología. Nos ayudó a identificar los factores de riesgo que predisponen a las personas a ataques del corazón. Quedó claro que el alto nivel de colesterol, la hipertensión arterial y la diabetes son todos factores de riesgo que promueven la enfermedad del corazón. También reconocimos que ciertas cosas como fumar cigarrillos podrían afectar el riesgo.
Eso puso en marcha varios estudios, que dieron como resultado una reducción aproximada de 70% en la enfermedad del corazón en los últimos 50 años. Eso comprueba cómo, por medio de investigación y de descubrimiento, los NIH y el NHLBI pueden mejorar la salud de la nación.
A pesar de ese progreso, la enfermedad del corazón persiste como la primera causa de defunción. Una cosa que desacelera el progreso es que no todas las comunidades se han beneficiado de la conversión de la ciencia en una mejor atención de salud, particularmente para las comunidades de color, las poblaciones nativas estadounidenses, los afrodescendientes, las poblaciones de las comunidades rurales o las de baja condición socioeconómica. Es posible que vivan en entornos donde es difícil tener un estilo de vida saludable. No tienen lugares para caminar con seguridad o es posible que vivan en lugares con escasez de alimentos de buena calidad. Una parte continua de la visión estratégica del NHLBI consiste en abordar las disparidades de salud relacionadas con la enfermedad cardiovascular.
Con ese fin, creamos más estudios sobre el corazón como el estudio Framingham en las comunidades más vulnerables. También estamos trabajando en otras comunidades para crear intervenciones relacionadas con la enfermedad del corazón. Un ejemplo es el programa de los NIH llamado Alianza de participación comunitaria contra las disparidades creadas por la COVID-19, que toma lecciones de la pandemia para apoyar la resiliencia de la comunidad.
Otra iniciativa inspirada por la pandemia son los ensayos clínicos de los NIH titulados Investigando el COVID para mejorar la recuperación (RECOVER) en casos de COVID persistente. ¿Cómo contribuye el NHLBI a este proyecto?
Este es uno de los síndromes pos-virales que vemos en el campo de la medicina. El SARS-CoV-2 (el virus causante de la COVID-19) es un nuevo virus y existe la posibilidad de [que los pacientes tengan] COVID persistente. [Pueden] sufrir más de 200 síntomas en cada sistema orgánico del cuerpo. Es lógico que el NHLBI sea parte de los ensayos RECOVER por causa de los efectos vasculares de la COVID-19. La coagulación de la sangre es parte de la forma en que el virus afecta al cuerpo.
Estamos progresando en el consorcio de institutos participantes en los ensayos RECOVER en los NIH. Cerca de 90 publicaciones en preparación y terminadas ya nos dan una nueva idea de lo que es la COVID persistente y lo que puede impulsarla. También tenemos plataformas de ensayos clínicos en las cuales se estudian ciertos síntomas como el mareo y las lagunas mentales. Dimos prioridad a los síntomas que, según los pacientes, eran más importantes para ellos, con el fin de aliviar su sufrimiento.
Uno de los principios de los ensayos RECOVER fue colocar a los pacientes en el centro de todo lo que hacemos. Escucharlos a ellos y a sus proveedores de cuidado y darles seguridades de que este es un nuevo trastorno pos-viral, que es real y que no se lo están imaginando. Los pacientes han participado desde el comienzo de la iniciativa. Queremos asegurarnos de que ellos preparen el protocolo junto con los investigadores.
Las condiciones extremas del tiempo han afectado la calidad del aire de nuevas formas. ¿Qué puede hacer la gente para proteger su salud respiratoria?
Queda claro y es innegable que el clima está cambiando y que eso repercute en la salud. El público es cada vez más consciente de esos problemas. Eso nos recuerda que todos estamos en un solo planeta y esa es la clave para aumentar nuestra resiliencia y adaptabilidad por el efecto del clima en nuestra salud.
No es apenas la calidad del aire; el estrés por calor también representa una amenaza para el aparato cardiovascular. El cambio climático también afecta el suministro de agua y causa inundaciones. Eso tiene repercusiones para las enfermedades infecciosas como la infección por el virus del Zika que afecta los sistemas sanguíneos y las existencias de sangre.
Necesitamos encontrarnos con las comunidades donde están de una forma que se adapte a las necesidades locales para aspirar a que la gente puede tomar medidas de autoprotección. Por ejemplo, el estrés por calor en las zonas urbanas puede causar increíbles diferencias en las calles y los tejados de asfalto. Esto es particularmente nocivo para las poblaciones de edad avanzada. Algunas intervenciones sencillas como los centros de enfriamiento y los consejos para la protección de las personas de edad dados a las comunidades pueden ayudar a la población a protegerse. Los niños y las mujeres embarazadas también son vulnerables al cambio climático. La exposición a la contaminación del aire puede tener consecuencias durante toda la vida, tales como la manifestación de asma.
¿Qué consejo le daría a alguien que esté interesado en ser cardiólogo?
Realmente ayuda dejarse llevar por un sentido de compasión. Eso es lo que nos atrae a muchos de nosotros al campo de la medicina en primer lugar y a tener ese deseo de querer aliviar el sufrimiento de otras personas. La generosidad y el altruismo nos motivan como médicos, pero también como científicos es necesario tener esa curiosidad. Parte de lo que hace la ciencia es reducir un poco nuestra ignorancia. Para alguien como yo, que ha estado en el campo de la medicina por décadas, hay muchas cosas que hice como pasante, que ya no se hacen. Los adelantos de la ciencia son muy importantes para mejorar el cuidado del paciente a largo plazo.
¿Qué le gusta hacer para divertirse cuando no está en el trabajo?
Es importante tener un equilibrio espiritual en mi vida con familiares y amigos. Disfruto de la música. Me fascinan el jazz y la música evangélica. Me gusta ser parte de una iglesia que tolere mi canto en el coro. A veces, me gusta ir a un parque y sentarme en silencio a contemplar la naturaleza, ya sea el océano o las hojas. Puedo sentirlos.
Esa es una parte importante para mantener una vida sana y prosperar totalmente como persona, incluso para cuidar de la salud mental, tener una vida equilibrada y significativa con oportunidades para demostrar compasión y ayudar a otras personas. Hemos aprendido que en realidad, eso le ayuda a uno a prolongar la vida.