Un entrenamiento y una preparación rigurosos han ayudado a Allyson Felix a ganar once medallas olímpicas, dos de ellas este último verano en los Juegos Olímpicos de Tokio. Actualmente ostenta el récord de deportista estadounidense más condecorada en atletismo en la historia de las Olimpiadas.
Felix se preparaba para tener un bebé sano con la misma dedicación. Pero los médicos tuvieron que apresurarse a salvarle la vida a ella y a su hija cuando tuvo preeclampsia grave a las 32 semanas del embarazo. Estas complicaciones la convirtieron en defensora y la han llevado a abogar por una mejor salud materna y de la mujer. En entrevista comparte sus experiencias y su pasión por ayudar a los demás con la revista NIH MedlinePlus.
¿Cuándo y cómo se enteró de que tenía complicaciones en el embarazo?
Yo creía que había hecho todo bien. Estudié y fui a clases de preparación al parto. Hasta tenía un plan de parto. Corría, nadaba y levantaba pesas. Así que me sentía muy fuerte y preparada para un parto sano y natural.
Todo cambió en un control prenatal de rutina a las 32 semanas de embarazo. Durante la cita, la doctora entró y dijo que me quería conectar a un monitor [de presión arterial]. Me sorprendió, pero pensé que era algo de rutina. Cuando la doctora volvió a entrar, dijo que estaba preocupada y que me quería mandar al hospital para hacer más pruebas. Allí me hicieron pruebas y decidieron que me tenían que ingresar. Dijeron que tenía una preeclampsia grave, con niveles elevados de proteínas en la orina y presión arterial alta. Fue entonces que realmente me asusté mucho. Nunca olvidaré cuando la doctora entró corriendo y dijo que no podíamos esperar más y que había que hacer una cesárea de urgencia.
¿Qué pensamientos tuvo después de su diagnóstico?
Se me hundió el corazón y me preocupé. Había oído las estadísticas de que las mujeres negras tienen más riesgo de tener complicaciones durante el embarazo, pero como atleta profesional nunca me imaginé que eso me sucedería a mí. Cuando supe que me tenían que hacer una cesárea de urgencia, me asusté y sentí aterrada por mi pequeño bebé, que todavía no estaba listo para venir al mundo. No pensaba en absoluto en mi propia salud. Lo único que quería era un bebé sano.
¿Qué mensaje tiene para otras mujeres a partir de su experiencia?
Quiero que las mujeres sean conscientes, que sepan que están en riesgo y a qué deben estar atentas. Quiero que hablen y que se hagan oír cuando haya un problema o les parezca que algo no está bien. Esto tal vez requiera más esfuerzo del habitual, pero es necesario. Las mujeres, en especial las mujeres negras, sabemos por los estudios que a menudo nuestro dolor no se percibe como real y no se toma en serio. Es fácil sentirse intimidada cuando una está en el consultorio. Pero tenemos que abogar por nosotras mismas. Tenemos que hacernos oír.
Hace poco me uní a la Campaña Hear Her ("Escúchela"), de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (enlace en inglés), para contar mi historia e informar a las mujeres sobre los signos de advertencia y, por último, para que aboguen por ellas mismas.
¿Qué la llevó a hablar y abogar por la salud materna?
Estoy muy agradecida por cómo salió todo y por la atención recibida. Pero esta experiencia me abrió los ojos a este otro mundo de lo que viven las mujeres y de los riesgos relacionados, sobre todo para las mujeres negras. Cuando tomé conciencia, quise ayudar y ver qué podía hacer. En 2019, atestigüé ante el Congreso en el debate más amplio sobre la reforma de la salud pública, y tuve el honor de formar parte del Consejo de Celebridades del March of Dimes para seguir abogando por la salud materna.
¿Qué importancia tuvieron su familia y sus seres queridos en esta experiencia?
Cuando recuerdo esta experiencia tan atemorizante, me siento realmente bendecida por el increíble apoyo de mi familia y mi pareja. La presencia de mi marido para ayudarme a tomar ciertas decisiones fue clave. Poder apoyarme en otra persona fue muy importante.
¿Y cómo están usted y su hija ahora?
Cammy nació con sólo 3 libras y 7 onzas y pasó el primer mes de vida en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales del hospital. Pero ahora es una niña sana, brillante y en pleno desarrollo. Me acompañó en las pruebas olímpicas. Simplemente quería demostrarle que pase lo que pase, hago las cosas con carácter e integridad, y que nunca me rindo. En estos últimos años, tenerla como motivación me ha renovado la energía.