Nicole Strayhorn recibió el diagnóstico de síndrome del ovario poliquístico a los 14 años. Tras lidiar por años con la enfermedad, Nicole, que ahora tiene 28 años, logró controlar los síntomas, recuperar la autoestima y le contó su historia a la revista MedlinePlus Salud de los NIH.
Se sabe que el cuerpo cambia a medida que crecemos.
Pero a los 13 años, yo tenía dolores de cabeza intensos, acné severo, menstruación irregular y había subido de peso. Esto es lo peor que le puede ocurrir a una adolescente.
Para averiguar la causa, me hicieron muchas pruebas, una punción lumbar, tres análisis de glucosa para ver si tenía diabetes y una prueba de glaucoma. Fue agotador.
Finalmente vi a una ginecóloga, una doctora que se especializa en la salud de la mujer. Me hicieron una ecografía y me encontraron quistes en los ovarios.
A los 14 años, me diagnosticaron el síndrome del ovario poliquístico. Por fin supe cuál era la causa de mis problemas.
Después de la ecografía, mi ginecóloga me recetó un medicamento para la diabetes que ayuda a las mujeres con este síndrome a controlar la resistencia a la insulina. Pero ella me dijo muy poco sobre el síndrome de ovario poliquístico. Lamentablemente, las pastillas me causaron malestar estomacal y náuseas. Después de dos semanas, dejé de tomarlas e ignoré mis síntomas.
Hoy, 14 años más tarde, sigo luchando por controlar los síntomas del síndrome de ovario poliquístico, como el exceso de vello facial y el aumento de peso. Mi mayor problema ha sido adelgazar. Sobre todo después del fallecimiento de mi padre en 2014, subí de peso de manera descontrolada.
Probé grupos de apoyo para adelgazar, programas de entrenamiento físico, clases de aeróbicos e incluso de “hula hoop”. Es frustrante ver que hay pocos resultados o ninguno.
Pero como nací en este nuevo milenio busco inspiración y motivación en las redes sociales para lidiar mi condición
Sigo a Harnaam Kaur en Instagram y en Facebook. Ella tiene el síndrome, pero luce su barba con orgullo. Aunque la han acosado por el vello facial, Harnaam alienta la aceptación y la autoestima, y su lema es “mi cuerpo, mis reglas”.
Con esta inspiración y el apoyo de mi familia, poco a poco estoy recuperando mi vida y haciendo cambios, como más ejercicio, para aliviar mis síntomas.
Empecé con cosas pequeñas, cómo salir a caminar durante los descansos en el trabajo. También tomo clases de baile, ejercicios aeróbicos acuáticos y natación.
Logré adelgazar 10 libras y voy por más. Cada día me acepto y me quiero más.