María Lanzara tenía 25 años cuando comenzó un camino de 20 años hacia la maternidad.
La originaria de Nueva Jersey quedó embarazada seis meses después de dejar de usar los anticonceptivos que había tomado para tratar su endometriosis, una dolorosa enfermedad que afecta a mujeres. Debido a esta afección, el embarazo de Mary fue considerado de alto riesgo.
Para vigilarla de cerca, el médico la veía cada dos semanas. También le hacía frecuentes análisis de sangre para medir sus niveles hormonales.
La madre de Mary la acompañó a su cita de los cinco meses. Estaban charlando con el técnico de ecografía sobre sus planes para decorar el cuarto del bebé cuando el técnico fue a buscar al médico. El doctor le dijo que había tenido un aborto espontáneo.
Un camino difícil
Las semanas siguientes fueron difíciles. Mary tuvo que someterse a una dilatación y legrado, un procedimiento quirúrgico que se hace después de una pérdida. Fue una experiencia muy dolorosa y difícil.
"No importa si son tus hijos naturales o no, una vez que los ves, hay un amor innegable."
- Mary Lanzara
"Recuerdo que mi madre me dijo que retó al médico porque me podía oír gritar desde la sala de espera y no la dejaban entrar”, dice Mary, que hoy tiene 52 años. “Estaba sola. Me sentía avergonzada".
Después de perder el embarazo, Mary seguía interesada en hacer todo lo posible para tener un bebé. Cuando su primer matrimonio terminó, conoció a su marido actual, Darryl. Como su experiencia anterior fue difícil, trataron de que quedara embarazada de inmediato.
Mary pasó los siguientes 10 años probando tratamientos hormonales y fertilización in vitro. Sus emociones estaban altas con cada intento de quedar embarazada.
"Empiezas a pensar que eres un fracaso", dice. "Te preguntas, ¿qué estoy haciendo mal?". Cuando el médico descubrió que tenía fibromas (tumores benignos en el útero), Mary y Darryl decidieron dejar de intentar que quedara embarazada.
Un camino diferente, pero maravilloso
Como Mary y Darryl querían un hijo propio, no habían considerado la posibilidad de adoptar. También tenían deudas por los tratamientos de fertilidad, y muchas agencias de adopción cobraban tarifas elevadas. Fue entonces que un amigo de Darryl mencionó que su esposa era trabajadora social y les sugirió la posibilidad de cuidado de crianza temporal.
En el largo y difícil proceso de formar una familia, fue un rayo de esperanza.
Mary y Darryl se convirtieron en padres de crianza temporal (también conocido como hogar de acogida) de gemelos, una niña y un niño. Merita y Luis tenían 4 años cuando fueron a vivir con Mary y Darryl, y 6 cuando Mary y Darryl los adoptaron formalmente. Hoy los gemelos tienen 15 años.
Mary y Darryl supieron de inmediato que su familia estaba completa. "No importa si son tus hijos naturales o no, una vez que los ves, hay un amor innegable", dice Mary.