Durante la lucha contra la pandemia de COVID-19 en Estados Unidos, algunas comunidades han tenido más dificultades que otras. Esto es especialmente cierto en lo referente al acceso a las pruebas de diagnóstico de COVID-19 y a los resultados. Los afroamericanos, por ejemplo, tienen casi tres veces más probabilidades que los blancos de ser hospitalizados por COVID-19, y casi el doble de probabilidades de morir a causa de la enfermedad. Los hispanos y los latinos tienen probabilidades similares.
En respuesta a esto, los NIH pusieron en marcha el último otoño un proyecto llamado "Aceleración rápida de los diagnósticos en poblaciones subatendidas (RADx-UP)", que aumenta el acceso a las pruebas de diagnóstico de COVID-19 en las comunidades más afectadas por la pandemia.
"Algunas poblaciones enfrentan una carga desproporcionada de esta pandemia, no sólo en lo que respecta a la salud, sino también a otros factores, como la carga económica, social y laboral", afirma la Dra. Monica Webb Hooper, subdirectora del Instituto Nacional de Salud de las Minorías y Disparidades en la Salud.
RADx-UP estudia los patrones de pruebas de COVID-19 en comunidades de todo el país. Para hacer esto, recoge datos sobre las diferencias en las tasas de infección, la evolución de la enfermedad y los resultados.
"La meta general es comprender los factores que llevan a la carga desproporcionada y crear intervenciones de prueba para disminuir las disparidades en COVID-19", dice la Dra. Webb Hooper.
Los grupos que están al centro de su investigación incluyen a:
- Poblaciones de minorías raciales y étnicas
- Poblaciones rurales desatendidas
- Personas de bajo nivel socioeconómico
- Poblaciones de minorías sexuales y de género
- Personas que no tienen acceso con regularidad a la atención de salud
Otros grupos son las personas con afecciones médicas preexistentes, mujeres embarazadas, niños o personas sin hogar, con discapacidades o que están en el sistema de justicia penal.
"Muchas de estas poblaciones son las que han sido relegadas o no son las destinatarias habituales de los proyectos. Queremos asegurar que RADx-UP sea lo más inclusivo posible y que tenga en cuenta a quienes puedan ser especialmente vulnerables y desatendidos", dice la Dra. Webb Hooper.
En los últimos meses, RADx-UP ha concedido subvenciones por millones de dólares a organizaciones de todo Estados Unidos para financiar la investigación sobre pruebas de COVID-19, así como programas piloto de pruebas rápidas e iniciativas comunitarias.
Estos son algunos ejemplos:
- Un programa de Massachusetts que puso en marcha furgonetas de salud comunitaria para llegar con las pruebas a ciudadanos en riesgo en donde viven.
- Un programa de Montana que se asoció con iglesias afroamericanas para difundir información y ofrecer pruebas de COVID-19.
- Un programa de California en la Universidad Estatal de San Diego llamado "Comunidades en lucha contra el COVID-19" (en inglés). El proyecto ha aprovechado su red de trabajadores de la salud multilingües y capacitados.
- Un proyecto en Nuevo México cuya meta es ampliar el acceso a las pruebas para los mineros.
"Por definición, las disparidades en la atención de la salud son diferencias que se pueden cambiar. No tienen por qué existir", dice la Dra. Webb Hooper. "La pandemia es un ejemplo claro de esto. Ha permitido que el país y el mundo sean testigos de cómo se producen disparidades significativas en tiempo real en el contexto de una crisis, y ha puesto de relieve que es algo que hay que resolver".