La prevalencia de los problemas de salud mental es difícil de medir, pero los datos federales muestran cuán generalizados son los retos. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) indicaron que debemos abordar las amenazas a la salud mental en los jóvenes, especialmente en los adolescentes.
Según un estudio de los CDC de 2021 (en inglés), más de un tercio (37%) de los estudiantes de secundaria en los Estados Unidos informaron haber experimentado problemas de salud mental durante la pandemia de COVID-19. Aproximadamente la mitad (44%) de los estudiantes de secundaria informaron sentirse constantemente triste o sin esperanza durante el pasado año. Algunos de estos sentimientos estaban también vinculados a experiencias de racismo, estigma social en torno al género e identidad sexual, y a la violencia sexual.
Estudios como estos pueden ayudar a clarificar temas que los adolescentes podrían dudar o no ser capaces de comentar con sus padres, médicos y el personal de la escuela.
Además, el estigma y una falta de información o acceso a la atención médica impiden que muchos adolescentes obtengan ayuda. Sin embargo, compartir historias personales sobre la salud mental puede ofrecer aliento y conexión. Esto puede ayudar a los adolescentes a sentir que no están solos. Es por eso que los NIH pidieron a los estudiantes de secundaria que describieran estos retos con sus propias palabras para el concurso de ensayos 2022: ¡Hablemos sobre la salud mental!
El concurso fue patrocinado por el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH), el Instituto Nacional de Salud de las Minorías y Disparidades de Salud (NIMHD) y el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano (NICHD) Eunice Kennedy Shriver. Querían iniciar conversaciones sobre la salud mental de los jóvenes y resaltar diferentes aspectos de esta crisis de salud nacional.
En sus ensayos, muchos estudiantes hablaron de sentirse perdidos, avergonzados o frustrados por sus problemas de salud mental. Otros escribieron sobre el paso de su confianza en sí mismos durante la primera infancia a sentirse solos o invisibles en la adolescencia.
Tamar Mendelson, M.A, Ph.D., investigadora financiada por los NIH, Profesora de la Escuela de Salud Pública Estadounidense Bloomberg y Directora del Centro para la Salud de los Adolescentes en la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, expresa que no es de sorprenderse. Las tasas de depresión tienden a aumentar alrededor de la pubertad, especialmente entre las niñas pero también entre los niños. La Dra. Mendelson explica que la causa de esto puede ser una combinación de cambios hormonales, nuevas relaciones sociales y nuevas presiones de actividades académicas, deportivas y de otro tipo.
“Los jóvenes que se sienten abrumados o que no están seguros de cómo lidiar con las emociones podrían tener más probabilidad de usar sustancias para ayudarse con eso”, indicó la Dra. Mendelson. Dichas sustancias podrían incluir por ejemplo, alcohol, tabaco, medicamentos con receta o drogas ilícitas.
Además, durante la pubertad es cuando muchos jóvenes se vuelven más conscientes de sus orientaciones sexuales e identidades de género. Para algunos, esto los puede hacer sentir no aceptados o intimidados. Las tasas de uso y abuso de sustancias tienden también a aumentar durante la pubertad.
Además de navegar por los factores estresantes típicos que enfrentan los adolescentes, más recientemente, tuvieron también que lidiar con la pandemia de COVID-19 y las pérdidas familiares o las dificultades financieras relacionadas. Han experimentado o presenciado discriminación racial y de identidad, violencia armada, inestabilidad política, desastres naturales y cambio climático. Estos retos, junto con otros factores de riesgo, incluidos algunos estilos de crianza, pueden causar problemas de salud mental como ansiedad y depresión.
Aun cuando, con el tiempo, los desencadenantes ambientales han cambiado, la ansiedad de los adolescentes aumentaba incluso antes de la pandemia.
Michele Ybarra, Ph.D., profesora adjunta de salud mental en la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins y también investigadora apoyada por los NIH, expresó que no hace mucho tiempo, se creía ampliamente que los jóvenes no podían tener depresión porque las personas pensaban: “¿De qué tienen [ellos] que deprimirse?”
Sin embargo, en las últimas décadas, indicó la Dra. Ybarra, los profesionales de la salud mental se han dado cuenta de que a cualquier persona a cualquier edad puede darle depresión.
Varios estudiantes escribieron sobre las escuelas con educación limitada, obsoleta o nula sobre el tema. Algunos expresaron que no podían hablar con un terapeuta o un consejero escolar cuando lo necesitaban.
El problema es peor para los estudiantes en zonas rurales, en escuelas con recursos económicos limitados, o que necesitan atención médica culturalmente apropiada, como información bilingüe sobre la salud mental.
Sin embargo, las herramientas digitales pueden conectar a los jóvenes con información sobre su salud mental. Por ejemplo, explicó la Dra. Ybarra, desde la pandemia, el auge de la telesalud y la teleterapia ha ayudado a aumentar el acceso para algunos.
La Dra. Ybarra indicó que aun cuando la tecnología (incluso las redes sociales) puede tener efectos tanto positivos como negativos en la salud mental, puede también ser una fuerza para el bien. La naturaleza de las relaciones ha cambiado en la era de Internet, y conectarse en línea es algo natural para los adolescentes. Las opciones como las líneas de crisis o la terapia en línea pueden brindar ayuda a los adolescentes rápidamente.
Varios estudiantes expresaron que cuando no pudieron encontrar recursos en sus escuelas o comunidades, comenzaron los suyos propios. Algunos también indicaron que sus experiencias los inspiraron a estudiar la salud mental y los tratamientos después de la escuela secundaria.
Un estudiante indicó que comenzó a trabajar como voluntario en una línea directa de control de crisis para un adolescente después de que su primo usó el mismo servicio para obtener ayuda. El estudiante también se unió a un grupo asesor de jóvenes para la oficina del gobernador de su estado y ofreció ayuda como consejero entre compañeros en su escuela.
“Mi pasión de convertirme en investigador de trastornos psiquiátricos es más fuerte que nunca”, escribieron.
La forma como las personas hablan sobre la enfermedad mental también podría mejorar, escribió un estudiante. Prefirieron la frase “vivir” con una enfermedad mental en lugar de “sufrir” de una enfermedad mental. Este pequeño cambio en el lenguaje indica que es posible que las personas con dichas afecciones vivan vidas felices y plenas. Este estudiante también expresó que su propia escuela comenzó a marcar las ausencias relacionadas con la salud mental como justificadas y a celebrar una semana anual de salud mental para fomentar una conversación abierta.
Es demasiado pronto para decir cuáles serán los efectos a largo plazo de los últimos años sobre la salud mental de los jóvenes. Sin embargo, la Dra. Ybarra indicó que algunos adolescentes se han vuelto más fuertes desde que comenzó la pandemia.
“No creo que esta generación esté condenada de ninguna manera”, dijo. “Varios niños han dicho que [la pandemia] realmente les dio tiempo para entenderse mejor a sí mismos, entienden mejor su sexualidad... Otros niños adoptaron nuevos pasatiempos y aprendieron a hacer cosas nuevas. Tal vez se permitieron ignorar a esa persona tóxica en sus vidas”. Si bien no se puede negar que la pandemia ha sido una experiencia estresante, la impresión de la Dra. Ybarra es que la mayoría de los adolescentes han salido al otro lado con perspectiva y una capacidad de prosperar.
“Estas son buenas noticias. También significa que debemos ser diligentes para identificar a los adolescentes que continúan teniendo dificultades y conectarlos con los servicios”, expresó.
By the numbers
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en 2021:
- El 36% de los estudiantes de secundaria percibieron o experimentaron racismo antes o durante la pandemia
- Asiáticos (no hispanos): 64%
- Negros no (no hispanos): 55%
- Multirraciales (no hispanos): 55%
- Hispanos o latinos: 42%
- Indígenas estadounidenses/nativos de Alaska (no hispanos): 27%
- Nativos de Hawái/isleños del Pacífico (no hispanos): 55%
- Blancos (no hispanos): 23%
- El 18% de las estudiantes de secundaria y el 5% de los estudiantes de secundaria experimentaron violencia sexual
- En comparación con el 15% y el 4%, respectivamente, en 2017
- El 57 % de las estudiantes de secundaria y el 29 % de los estudiantes de secundaria tenían sentimientos persistentes de tristeza o desesperanza.
- En comparación con el 41% y el 21%, respectivamente, en 2017
- El 69% de los estudiantes de secundaria lesbianas, gay, bisexuales y en cuestionmiento (LGBQ+)* y el 35% de los estudiantes heterosexuales tenían sentimientos persistentes de tristeza o desesperanza
- El 14% de los estudiantes de secundaria LGBQ+ y el 7% de los estudiantes heterosexuales no asistieron a la escuela por motivos de seguridad
*Los datos no tuvieron en cuenta la identidad de género, aunque investigaciones anteriores han demostrado que los jóvenes transgénero experimentan más estigma y son más propensos a tener más pensamientos o comportamientos suicidas en comparación con sus pares.
Investigaciones apoyadas por los NIH sobre la salud mental de los adolecentes
Una mayor participación en las alianzas de género y sexualidad (GSA, por sus siglas en inglés) y las características de las GSA predicen el empoderamiento de los jóvenes y la reducción de los problemas de salud mental
Este estudio, apoyado por el NIMHD, se enfocó en las conexiones entre la participación de jóvenes de minorías sexuales y de género en actividades extracurriculares y su salud mental. Los investigadores se enfocaron en las alianzas de género y sexualidad (conocidas también como alianzas gay-heterosexuales), que son clubes escolares que reúnen a los jóvenes para discutir temas o intereses compartidos. Obtenga información adicional sobre este estudio.
Comprensión de los espectadores para la prevención de la violencia autodirigida: un estudio nacional prospectivo que destaca a los jóvenes y adultos jóvenes marginados
La violencia autodirigida se refiere a cualquier cosa que una persona hace intencionalmente que puede causarle lesiones o la muerte. Este estudio examinará la eficacia de los programas que capacitan a los jóvenes para que sean “espectadores activos” y ayuden a aquellos en peligro de violencia autodirigida. Los investigadores encuestarán a aproximadamente 5,000 participantes entre 13 y 22 años de edad, reclutados a través de las redes sociales, sobre los impactos de estos programas de capacitación de espectadores en situaciones del mundo real. Obtenga información adicional sobre este estudio (en inglés).
Marco estratégico para abordar las disparidades en la salud mental de los jóvenes
Este plan describe los estudios de investigación y otras actividades del NIMH, NICHD y NIMHD para reducir las disparidades en la salud mental entre los jóvenes desatendidos y subrepresentados para 2031. Algunas de las metas del plan son desarrollar intervenciones de salud mental culturalmente apropiadas para jóvenes y padres e investigar las enfermedades mentales concurrentes entre jóvenes en grupos que han sido marginados. Investigue más sobre el marco estratégico (en inglés).