La obesidad durante el embarazo puede aumentar el riesgo de defectos congénitos y complicaciones con el embarazo o el parto.
Los problemas a largo plazo para la madre incluyen dificultades continuas con el peso, y para el niño, un mayor riesgo de asma. Aun así, muchas mujeres de talla grande tienen embarazos y bebés sanos.
La iniciativa Embarazo para todas las tallas, del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver, enfatiza la necesidad de que los profesionales de la salud tengan conversaciones respetuosas con las mujeres de talla grande para lograr embarazos saludables y partos seguros. Hay recursos en inglés y en español tanto para las mujeres como para los profesionales de la salud.
El índice de masa corporal (IMC), que mide la relación entre la altura y el peso de una persona, es un factor clave para hacer un plan de embarazo saludable. Un IMC de 30 o más antes del embarazo puede indicar un mayor riesgo de ciertas complicaciones, como diabetes gestacional (diabetes durante el embarazo) o parto de feto muerto, la pérdida del bebé después de 20 semanas de embarazo.
Sin embargo, el IMC de una mujer embarazada es sólo una parte de un plan de embarazo saludable. La salud pasada y presente, los antecedentes familiares y el estilo de vida también son importantes. Las mujeres embarazadas de talla grande deben colaborar con el profesional de la salud para controlar el aumento de peso y los problemas crónicos, y establecer un plan para el parto. La iniciativa “Embarazo para todas las tallas” ayuda a las futuras mamás y a los profesionales de la salud a colaborar para lograr una meta común: embarazos y partos saludables.