Rose Perry y Jack Gottschalk son una pareja. Además, los dos tienen enfermedad celíaca, una enfermedad inmunitaria en la que hay que evitar el gluten para mantenerse sano. En este artículo le cuentan su historia a la revista MedlinePlus de los Institutos Nacionales de la Salud.
El caso de Rose
Cuando Rose Perry estaba en high school le apareció un sarpullido y no sabía por qué. Fue un misterio total para ella y su familia.
Después de seis meses, finalmente supo cuál era el problema. Una biopsia de la piel mostró que tenía dermatitis herpetiforme y eso llevó al diagnóstico de enfermedad celíaca.
Ella y su madre tuvieron que hacer una serie de cambios. El primero fue en la cocina. Tiraron todos los alimentos con gluten y también los que habían estado en contacto con alimentos que contenían gluten.
Luego Rose tuvo que revisar todos sus productos de belleza para tirar cualquier jabón, champú o cualquier otro artículo con gluten. Dado que esos productos podían entrar en contacto con la boca, podían causar una exposición accidental al gluten.
"La idea era eliminar todos los artículos posibles que uno puede tocar, para no tener que preocuparse", explicó.
Mientras vivía en su casa lo podía controlar. Pero en la universidad las cosas serían diferentes. Como estudiante de la Universidad Estatal de Iowa, Rose tuvo que informarse sobre los recursos para los alumnos que deben evitar el gluten. Ella logró adaptarse a su nuevo estilo de vida.
El caso de Jack
Para algunas personas la universidad es el mejor momento de la vida. Para Jack Gottschalk no fue así. Se sentía demasiado enfermo para divertirse.
"Me sentía mal todo el tiempo. Cada vez que comía algo me sentía mal", dijo Jack.
Como nadador del York College, en Pensilvania, Jack solía ir a fiestas con sus compañeros de equipo donde se comía pasta. Nunca se dio cuenta de que la deliciosa pasta le estaba causando problemas.
A Jack le diagnosticaron enfermedad celíaca el verano anterior a su último año de universidad. La mayoría de las pastas se preparan principalmente con gluten.
Se sorprendió al enterarse de que había un solo tratamiento: tenía que seguir una dieta estricta sin nada de gluten. "Realmente no hay nada que se pueda hacer", dijo. "Hay que aprender a vivir de manera diferente y eso es un shock".
El caso de Rose y Jack
Rose y Jack se conocieron en 2015. Ella cursaba estudios de posgrado en Maryland, donde él vivía.
Además de la residencia en Maryland, resulta que tenían algo más en común. Los dos tienen enfermedad celíaca.
"Tener un compañero con las mismas restricciones dietéticas es una gran ventaja", explicó Rose. "Si estás con alguien que está pasando por algo similar y entiende la gravedad del asunto, no te va a estar haciendo todo el tiempo preguntas como: ¿Y eso es realmente necesario? ¿De verdad tienes que hacer eso?
Jack dice que es más fácil vivir en una casa totalmente libre de gluten. Ni él ni Rose se tienen que preocupar por la posibilidad de agarrar por error un alimento prohibido de la despensa.
"Dentro de nuestra casa puedo hacer una vida totalmente normal", dijo Jack. "Cuando uno está en la casa, la mitad del tiempo ni siquiera se acuerda de esto porque no es un motivo de preocupación constante".
Al igual que muchas personas con enfermedad celíaca, los dos han encontrado tanto beneficios como frustraciones ahora que más personas están optando por un estilo de vida sin gluten. "La conciencia de la enfermedad celíaca y las dietas sin gluten ha sido al mismo tiempo una bendición y una maldición", añadió Rose.
Desde que recibieron el diagnóstico, hay muchos alimentos más que pueden comer. Los dos están contentos con las nuevas opciones de comida y las adaptaciones que han encontrado, pero las etiquetas de los alimentos todavía pueden ser difíciles.
Rose explicó que muchos productos dicen que no tienen gluten en la etiqueta, pero el otro lado de paquete dice que se fabricó en una planta que procesa trigo.
"Eso causa muchas más exposiciones accidentales" dijo Rose. "La gente prueba algo nuevo pensando que va a estar bien, pero resulta que no es así".
Con el tiempo Rose y Jack se han acostumbrado a sus vidas sin gluten. Esperan que otras personas con el mismo diagnóstico no se preocupen demasiado por el ajuste. "No es tan difícil como parece", dijo Rose.
Jack recomienda que quienes acaban de ser diagnosticados se tomen su tiempo para investigar las nuevas opciones de alimentos y prepararse para las reuniones sociales. Dice que no hay que dejar de ir a las fiestas, pero hay que llevar la propia comida.
"No es difícil, sobre todo por la tranquilidad que tendrá al saber que no está comiendo alimentos que le van a hacer daño", explicó Jack.
Rose y Jack disfrutan de vidas activas. Rose es ilustradora médica y científica, y Jack es un profesional del comercio minorista.
La enfermedad celíaca es sólo un aspecto más de sus vidas.