Alise Crutchman había estado tratando de quedar embarazada por unos meses hasta que en 2017 finalmente logró concebir.
Para Alise y su marido, Mike, la experiencia del embarazo no fue sencilla. En una cita médica, le dijeron que tenía los niveles hormonales muy altos y estaba embarazada de gemelos idénticos.
Los bebés de Alise eran monocoriónico-diamnióticos, es decir, gemelos idénticos que compartían la misma placenta pero diferentes sacos amnióticos. La placenta es el órgano temporal que entrega nutrientes y oxígeno al bebé durante el embarazo y elimina los productos de desecho. Esto significa que los gemelos idénticos dependen de la misma fuente de nutrientes y oxígeno, lo que a veces puede ser peligroso. Los embarazos de mellizos también tienen más probabilidades de provocar preeclampsia (presión arterial alta durante el embarazo), bajo peso al nacer y nacimiento prematuro.
“Había tantas preguntas que no se nos ocurrió plantear, hasta que esto sucedió delante de nuestros ojos”.
- Alise Crutchman
Alise tenía citas frecuentes con su médico para seguir de cerca su salud. En aquel entonces, su profesional de la salud no parecía preocupado.
Ella no recuerda que su médico le explicara mucho sobre los posibles riesgos, aparte de la importancia de mantenerse sana.
Por lo mismo, para Alise fue un shock que el médico no pudiera escuchar los latidos de un bebé durante su cita de las 16 semanas. Además de perder a uno de los gemelos, tuvo que lidiar con las complicaciones de salud de la pérdida, provocando que pasara demasiada sangre través de la placenta compartida y que aumentara el riesgo de discapacidades mentales y físicas para el otro bebé, así como de aborto espontáneo y parto prematuro.
“Había tantas preguntas que no se nos ocurrió plantear, hasta que esto sucedió delante de nuestros ojos”, dice Alise.
Alise tuvo que continuar llevando a los dos fetos para no arriesgar la salud del que continuaba vivo. Pero cuatro semanas después de la primera pérdida, a los cinco meses tuvo el segundo aborto espontáneo. Se tuvo que someter a una dilatación y legrado, el procedimiento que se realiza después de la pérdida del embarazo.
Posteriormente, una serie de pruebas de salud mostró que no había ningún factor específico que hiciera que su primer embarazo fuera de tan alto riesgo. Por ello, sus médicos consideraron seguro que volviera a tratar de quedar embarazada. “Había menos de un 1 % de probabilidades de que esto volviera a ocurrir en un segundo embarazo”, dice Alise.
Pese a la pérdida, Alise sigue adelante
Pese a la carga emocional y física de su experiencia, Alise y Mike continuaron buscando formar una familia. Cuatro meses después de perder a los gemelos, a pocos días de su fecha de parto original, supo que estaba embarazada otra vez.
Aunque el médico le dijo que el segundo embarazo no era de alto riesgo, le pidió ir a las citas más a menudo, simplemente como precaución.
Aunque estaba emocionada, Alise dice que tenía miedo de contar que estaba embarazada y dudaba en hacer muchos preparativos. El médico la ayudó a tranquilizarse y a calmar algunos de sus miedos. Aunque aún sentía cierta ansiedad por el embarazo anterior, sabía que estaba en buenas manos.
“Estábamos entusiasmados, pero al mismo tiempo aterrorizados”, cuenta Alise. “Tener una actitud positiva era importante”.
Nueve meses después, Alise dio a luz a un hijo sano, Connor.
“Cuando nació, sentimos que nos habíamos sacado un peso enorme de encima”, recuerda Alise. “Sentí que finalmente podía respirar”. Connor ha traído un nuevo nivel de amor y apreciación a su familia, sobre todo después de la experiencia anterior tan difícil, agrega.
“Después de un recorrido tan traumático, tener finalmente un bebé sano es algo muy especial”, añade Alise.
La importancia de hablar con franqueza
Alise dice que esto le ha enseñado la importancia de hablar de sus pérdidas y de compartir sus experiencias para ayudar a otros a sanar. Esto puede hacerse en ambientes más formales, como grupos de apoyo o terapia. Pero también puede consistir en una conversación informal, por ejemplo con otras mujeres o familias que han vivido una pérdida similar.
Alise espera que, a medida que más gente hable de sus dificultades con el embarazo, el estigma se rompa. También quiere que las mujeres que están o esperan quedar embarazadas, sepan que pueden —y deben— hacerle preguntas a su profesional de la salud.
“No hay que sufrir en silencio”, dice Alise. “Está bien no estar bien”.