Penn Holderness y Kim, su esposa, hicieron historia el año pasado al convertirse en los concursantes de edad más avanzada en ganar el exitoso programa de televisión titulado The Amazing Race, que se ha transmitido por muchos años. Holderness , que es compositor, productor de videos de YouTube y personalidad conocida en internet, atribuye su éxito, al menos en parte, al hecho de ser uno de los millones de estadounidenses con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Es firme defensor de las personas con ese trastorno y se vale de sus videos en línea para satirizar el estigma negativo que acarrea. En fecha reciente, habló con la revista MedlinePlus Magazine de los NIH sobre la vida con el TDAH y sus esfuerzos por explicarles a otras personas qué es… y qué no es.
A usted no le diagnosticaron el TDAH sino hasta cuando estaba en la universidad. Cuando era niño, ¿le afectó la falta de diagnóstico?
Me diagnosticaron ese trastorno en 1995 cuando tenía 20 años. Pero a temprana edad, yo estaba absolutamente consciente de que tenía algo diferente. Recuerdo que había veces en que me enojaba y no podía controlar las emociones. Era un chico curioso e interesado en la escuela, pero me sentía frustrado cuando no podía enfocarme. Necesitaba mecanismos para enfrentar ese problema, como sentarme en la primera fila o distanciarme. Cuando se trataba de exámenes y deberes escolares, yo era bastante inteligente y rápido, pero cometía muchos errores por descuido. Además, se me olvidaban muchas cosas. Tuve mi primer auto a los 16 años y mi papá les dio tres juegos de llaves extra a tres de mis mejores amigos. Él sabía que yo perdería las llaves o que no las colocaría en el sitio designado. De manera que mis padres también enfrentaban el problema y no sabían qué era el TDAH.
¿Qué lo llevó a buscar el diagnóstico del TDAH?
No me enteré de lo que era el TDAH sino hasta que tomé una clase de psicología anormal en la universidad. Me quedó muy claro cuando conté que tenía algunas de las características descritas.
Aproximadamente al mismo tiempo, surgieron otros indicios. En una reunión familiar después del funeral de mi abuela, pensé profundamente en ella y en mi niñez. En medio de todo eso, mi tía me dijo: “Lo siento, Penn. Por favor, podrías sacarte el matamoscas de la boca”. Yo había estado mordisqueando un matamoscas usado y ni siquiera me había dado cuenta de que lo tenía en la mano. Esa fue la primera vez que pensé que era adulto y que eso era sumamente raro.
De modo que hice una cita para evaluación y ahí recibí el diagnóstico.
¿Cuál fue su reacción al recibir el diagnóstico?
No me sorprendí, pero me enfadé un poco. “Trastorno por déficit de atención e hiperactividad”; eran tantas palabras negativas en fila. Parecía algo grave y serio. Me dolía aun oír el término “trastorno”. Yo era estudiante en la Universidad de Virginia. Me gradué en segundo lugar en mi clase en la escuela secundaria. Era un ser humano funcional y bastante exitoso, por eso me dolió.
Por otra parte, fue un alivio recibir el diagnóstico. Eso ayudó a explicar lo que me pasaba porque yo tenía más dificultades con los deberes académicos en la universidad. No había forma de sentarme en la primera fila en cada clase cuando había 500 estudiantes.
El diagnóstico también me ayudó con las relaciones. Ninguno de mis amigos íntimos se sorprendió al oírlo. De hecho, creo que quedaron aliviados. De vez en cuando, estaba fuera de tono con otra gente y realmente ni siquiera me daba cuenta.
Usted tomó medicamentos por poco tiempo. ¿Quiere hablar de eso?
Me recetaron y tomé un medicamento llamado dextroanfetamina más o menos por un año y medio después del diagnóstico. Tuve algunos efectos positivos. Mis amigos notaron una mejora en mi capacidad de sostener una conversación y en mis calificaciones. Mi mejor año académico fue el último año de universidad.
Personalmente, creo que terminó por no beneficiarme, de modo que ya no tomo dextroanfetamina para mi caso del TDAH. Pero no estoy de acuerdo con las personas que dicen que no necesitamos medicamentos en absoluto. Este producto no es apropiado para todas las personas, solo para algunas.
¿Cómo afecta el TDAH su vida diaria?
Mi mayor desafío diario con el TDAH es cuando me pasan muchas cosas por la mente al mismo tiempo. Realmente solo puedo concentrarme en una a la vez. De modo que para mí es mejor si puedo terminar una cosa y pasar a la siguiente. Pero la vida no funciona de esa manera.
Le doy un ejemplo. Me despierto por la mañana, enciendo la estufa para preparar el desayuno para mis hijos. Me doy cuenta de que también tengo una conferencia telefónica y que debo llevar a los chicos a la escuela. Subimos al auto… he dejado la estufa encendida… y todo se está quemando. De verdad, he dejado la estufa encendida un par de veces. Pero si uno sabe que eso le sucede, crea mecanismos para enfrentar el problema. Ahora pongo una alarma. Si sé que debo prepararle el almuerzo a mi hijo, lo hago la noche anterior. De esa forma, puedo despertarme y hacer una cosa a la vez.
En lo positivo, soy compositor, editor y productor de contenido creativo. Mi equipo se reúne y crea una idea para un video que se pondrá en internet. Puedo oír una idea y, luego, de forma creativa, ver cómo funcionará; me siento a escribir, finalizo el contenido con mi esposa y publico el video, todo eso en pocas horas. Eso es así porque hay una sola cosa que tengo que hacer. Cuando me enfoco mucho en una sola cosa, puedo ser increíblemente eficiente. El término que usa mucha gente para eso es hiperfoco. Con hiperfoco, uno cierra el resto del mundo de muchas formas para realizar la tarea pendiente.
Prestar atención es una lucha totalmente diferente. A menudo dejo divagar mis pensamientos y se me escapa lo que dice alguien. Yo no lo llamaría ignorar a la gente puesto que no es intencional.
Usted y su esposa ganaron el concurso en el programa The Amazing Race el año pasado. ¿Qué efecto tuvo su trastorno ese triunfo?
Mi TDAH fue una enorme ventaja. Estaba más cómodo de lo que jamás me había sentido. Durante el espectáculo, uno no puede comunicarse con nadie de afuera. Yo tenía un solo trabajo con mi esposa, que era llegar al final del concurso. Había un desafío a la vez y eso lo hace bien mi cerebro con el TDAH. Yo habría tenido muchos problemas si en The Amazing Race nos hubieran pedido que preparáramos una comida con cuatro platos.
Usted le ha hecho frente al estigma negativo relacionado con el TDAH. ¿Por qué quería hablar al respecto?
Después de recibir el diagnóstico, el médico me dio un libro para que leyera sobre el TDAH, que creo que fue útil. El autor decía que el TDAH no es un déficit de atención, sino más bien una abundancia de atención sin la capacidad de ponerla en el lugar correcto. Decía que la gente suele tratar el TDAH de la misma forma que una fractura de una pierna o de un brazo. Primero pregunta qué pasa y luego ¿cómo lo reparamos? en lugar de preguntar ¿qué es lo diferente y cómo nos adaptamos? Las personas lo miran a uno como si estuviera fracturado. Pero no estamos fracturados, sencillamente tenemos un cerebro diferente.
El segundo asunto es el nombre. Les da una clasificación negativa, sobre todo a los niños. Imagínese si uno tiene 10 años y el médico le dice que tiene un déficit, hiperactividad y un trastorno. Creo que se debe cambiar el nombre del TDAH; no debe haber tres palabras negativas en la misma fila.
Al igual que durante mi época de crecimiento, hoy en día las personas ven a una persona con el TDAH como alguien que está fuera de contacto con la realidad, que sencillamente necesita trabajar más por prestar atención. El hecho es que estamos tratando de hacer eso, pero nuestro cerebro no tiene la capacidad de manejar las funciones ejecutivas (como planear y tomar decisiones).
Como resultado, hay mucha vergüenza y poco orgullo por tener el TDAH; el orgullo es inexistente. Yo satirizo ese estigma al decir: “Hola, no solamente estoy bien, sino que estoy pasando un tiempo maravilloso con mi cerebro, y mi familia ha tomado el tiempo necesario para entender”.
¿Qué le aconseja a la gente que tiene el TDAH o tiene familiares y seres queridos con ese trastorno?
A quienes no tienen el TDAH les doy las gracias por escuchar y estar dispuestos a oír nuestras perspectivas. Quienes tenemos el TDAH nos esforzamos más de lo que se cree. Estamos muy agradecidos por su comprensión cuando cometemos errores.
A quienes tienen el TDAH les digo que no tengan miedo de reconocerlo ni se avergüencen por eso. Hablen con su familia y su proveedor de atención de salud y no supriman la función del gran cerebro que tienen.
Además, nunca se sientan solos. Hay una enorme comunidad de personas con este trastorno que están listas a apoyarlos. Solo quiero que la gente sepa que ustedes no están fracturados. Van a estar bien.