A Cheryll Plunkett, de Medway, Massachusetts, le diagnosticaron cáncer de seno en 2002, y cáncer de seno metastásico en 2015.
Me diagnosticaron en 2002, 13 meses después del nacimiento de mi segundo hijo. Tenía 34 años. El tumor era bastante grande y se había extendido a los ganglios linfáticos. Me hicieron una mastectomía del seno izquierdo, y luego recibí quimioterapia y radioterapia. Toleré los medicamentos bastante bien. Se me cayó el cabello y tuve fatiga, pero no tuve náuseas ni efectos secundarios graves. Me recomendaron que no tuviera más hijos porque tenía un cáncer con receptores hormonales positivos, así que me hicieron una histerectomía total para eliminar la mayor cantidad posible de estrógenos.
Imagínense a mi pobre marido de 29 años en aquel momento, con dos hijos de uno y dos años y una esposa con cáncer de seno. Pero se portó de maravillas al igual que toda mi increíble familia, que me ayudó con todo. Me concentré en tener una actitud positiva, en trabajar y en criar a mis hijos, y así pasaron los años. Entonces supuse, bastante ingenuamente, que esto se pasaría y la vida continuaría.
“Me concentro en tener una actitud positiva. En mi opinión, eso es muy útil para sobrellevar la enfermedad”.
- Cheryll Plunkett
Pero luego, en 2015, tuve una tos que no desaparecía. Pensé que tal vez eran alergias o acidez, pero mi médico de cabecera me hizo pruebas y no pudo encontrar la causa. Entonces llamé a mi oncólogo, que me indicó unos análisis de sangre y un estudio de diagnóstico por imagen. Lo que ocurrió luego nunca lo olvidaré. Me llamó para decirme que tenía cáncer de seno “metastásico”. Y yo no entendía de qué me hablaba.
El médico me recetó Ibrance, un medicamento que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) había aprobado cuatro meses antes para el cáncer avanzado. En las dos semanas siguientes, la tos desapareció. Seguí tomando el medicamento durante cuatro años, hasta que dejó de ser eficaz, y me lo cambiaron a uno un poco más antiguo, llamado Afinitor. Estos medicamentos son los precursores de la quimioterapia. Mi médico y yo sabemos que el Afinitor no servirá por más de cuatro años. Es como una toalla mojada, en algún momento no se le puede exprimir más agua. El paso siguiente probablemente sean pastillas diarias de quimioterapia.
Sé que apenas me estoy manteniendo a flote, pero cuanto más tiempo pase, más probabilidades hay de que se encuentren medicamentos nuevos, y de que pueda vivir para ver a mis hijos casados e incluso para conocer a mis nietos.
Es magnifico que se investigue para encontrar pronto una cura para el cáncer de seno, pero se necesita más dinero y recursos para ayudar a las pacientes con cáncer de seno metastásico. Tenemos que esforzarnos más por encontrar maneras de prolongar la vida.
Sugerencias de Cheryll para otros pacientes:
Controle lo que puede controlar. Esto significa su actitud, lo que come, cuánto ejercicio hace y cómo vive. Yo me concentro en tener una actitud positiva. En mi opinión, eso es muy útil para sobrellevar la enfermedad. Además, me mantengo bastante activa. Siento que hacer ejercicio y comer bien me ayuda. En mi caso, consumo proteínas, muchas verduras, poca comida chatarra y muy poco alcohol. Me encanta pasear en bicicleta y caminar para hacer ejercicio, aunque sé que debería hacer más ejercicios con pesas para fortalecer mis huesos.
Abogue por sí misma. Esto es importantísimo. Nadie más conoce su cuerpo como usted, así que dígale a su médico cómo se siente, qué síntomas tiene y cómo la afectan. Si tiene dificultad para expresar claramente sus sentimientos, vaya acompañada por alguien que la pueda ayudar. Hágale todas las preguntas que tenga a su médico. Si busca información en Internet, asegúrese de que sea sólo de fuentes conocidas y fiables. El Instituto Nacional del Cáncer, la Clínica Mayo y la Fundación de Investigación del Cáncer de Seno (Breast Cancer Research Foundation) son buenos puntos de partida.
Si tiene problemas, busque ayuda. Comprenda que éste será un viaje largo, con picos y valles, y que en ocasiones puede necesitar algo de ayuda. Yo busqué el apoyo de una consejera, y ella fue increíble. Me enseñó a lidiar con problemas que yo me empeñaba en ignorar. Me ofreció herramientas para afrontar la situación sin sentirme abrumada, y para aprender a vivir.