La música puede hacer desaparecer el dolor
Desde la década de los años sesenta, se ha observado que la música y otros sonidos alivian el dolor causado por una amplia gama de diferentes afecciones de salud y procedimientos médicos. La investigación muestra que el sonido puede reducir el dolor de las extracciones dentales, la enfermedad de células falciformes y el parto, entre otros.
Según el Dr. Yuanyuan “Kevin” Liu, Ph.D., investigador del Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial (NIDCR), la música puede captar nuestra atención y ayudar a relajarnos. Sin embargo, los descubrimientos hechos recientemente por su equipo indican que el efecto analgésico (el alivio del dolor) proviene del sonido más que de la música específicamente. El Dr. Liu estudia la biología sensorial y el dolor. Está particularmente interesado en la relación entre la mente y el cuerpo y la función que desempeñan las percepciones en esta relación.
Para averiguar cómo el sonido alivia el dolor, el Dr. Liu y un grupo de investigadores de los Estados Unidos y de China escogieron a unos sujetos de investigación poco comunes: ratones con inflamación de las patas.
Música de Bach para los ratones
Durante tres días seguidos, el Dr. Liu y su equipo expusieron a los ratones a tres sonidos diferentes:
- Música clásica armoniosa (compuesta por Bach).
- Música no armoniosa (un arreglo desagradable de la misma pieza musical de Bach).
- Ruido de fondo o ruido blanco.
Los investigadores emplearon una técnica para medir y comparar la sensibilidad de los ratones al dolor antes y después de oír los sonidos.
Las tres clases de sonido redujeron el dolor de los ratones. Sorprendentemente, la música armoniosa no fue ni más ni menos efectiva que otros sonidos. Los sonidos redujeron el dolor solamente cuando su intensidad era muy baja, apenas un poco más que un murmullo. Al aumentar la intensidad, esos efectos desaparecieron.
Relación de la señal con el sonido
El Dr. Liu explicó que no se trataba del volumen del sonido propiamente dicho sino más bien de la relación de la señal con el ruido―la intensidad del sonido en comparación con el ruido de fondo. El punto perfecto para aliviar el dolor estaba justamente apenas por encima del nivel del ruido de fondo.
El Dr. Liu comparó esto con la música de fondo sintonizada a bajo volumen, como él la tiene cuando necesita concentrarse: “Apenas un sonido leve, que no sea demasiado alto. ¿Tal vez está ahí la magia?”.
Reducción del dolor durante días
El estrés, la atención y las emociones son factores que intervienen en la percepción del dolor. Por ejemplo, al oír música, la atención cambia temporalmente hacia el sonido y se aleja del dolor. Los ratones oyeron los sonidos apenas durante 20 minutos diarios por tres días. Pero el efecto de alivio del dolor duró por varios días después, lo cual, según el Dr. Liu, no puede explicarse solamente por un cambio en la atención.
La reducción del estrés es otra explicación posible, pero los investigadores no vieron cambios en las hormonas producidas por estrés ni en el comportamiento de los ratones después de oír los sonidos. Esto indicó que estaba sucediendo algo más.
Vías en el cerebro
Los estudios de imágenes del cerebro en seres humanos muestran que la música puede afectar las partes del cerebro relacionadas con el procesamiento del dolor, pero no indican qué redes neurales específicas intervienen en ese proceso.
Para averiguarlo, los investigadores emplearon imágenes para seguir la trayectoria de la actividad neural en el cerebro de los ratones cuando escuchaban los sonidos. Descubrieron una vía directa entre la parte del cerebro que recibe y procesa la información sobre el sonido (llamada corteza auditiva) y el tálamo, que también recibe información sobre sensaciones como el dolor.
El Dr. Liu describió el tálamo como el centro de información sensorial del cerebro. Toda clase de información sensorial proveniente de dentro y fuera del cuerpo―incluso el sonido―se junta en el tálamo, que afecta la forma en que experimentamos o percibimos esa información. Al parecer, el sonido de baja intensidad interrumpe las señales de dolor en esa vía, lo cual disminuye la sensibilidad de los ratones al dolor.
Como para el cerebro es difícil procesar al mismo tiempo la entrada de información de diferentes sistemas sensoriales, el Dr. Liu dijo que la reducción de la actividad de las neuronas en esa vía puede ser una forma de manejar algunos de estos mensajes competitivos.
Qué significa todo eso
La comprensión de la forma en que los procesos cerebrales regulan el dolor podría ayudar a los investigadores a crear nuevos tratamientos para aliviar el dolor en el futuro. ¿Empezará su médico a recetar música de bluegrass, jazz o rock clásico para aliviarle el dolor? Probablemente, no muy pronto. Aunque estos descubrimientos muestran cómo se regula el dolor en el cerebro de los ratones en respuesta al sonido, es posible que nuestro cerebro procese y regule el dolor de formas diferentes. Por ejemplo, según explicó el Dr. Liu, los seres humanos tienen conexiones emocionales con sonidos como los de la música y esas conexiones son diferentes en cada persona. Además, los ratones podrían responder emocionalmente a diferentes clases de sonido, pero carecen del idioma para informarnos al respecto.
El Dr. Liu dijo que se pregunta qué funciones adicionales podrían cumplir otros procesos sensoriales en la forma en que experimentamos el dolor. Si el sonido puede afectar nuestra percepción del dolor, ¿puede la luz hacer lo mismo? Los investigadores están explorando estos y otros interrogantes para acercarnos más a novedosas estrategias de alivio del dolor.