El temblor se puede presentar en cualquier parte del cuerpo y se convierte en un problema cuando interfiere con las actividades diarias. A veces puede ser un síntoma de trastornos neurológicos subyacentes.
¿Qué es el temblor?
El temblor es una contracción muscular involuntaria y recurrente que causa movimientos temblorosos en una o más partes del cuerpo. El temblor puede ocurrir todo el tiempo o sólo a veces. Puede ocurrir durante un movimiento, como escribir o alcanzar algo (temblor de acción), o cuando alguien está relajado, sentado o acostado (temblor de reposo).
Es importante saber que no todos los temblores son anormales. Todos tenemos un pequeño temblor en el cuerpo, conocido como “temblor fisiológico”. Este pequeño y apenas perceptible temblor es el resultado de procesos normales del cuerpo, como los latidos del corazón y la actividad muscular. Este tipo de temblor suele ser tan pequeño que no se puede ver y no interfiere con las actividades cotidianas.
Sin embargo, cuando el temblor se hace más notorio o dificulta hacer las tareas diarias, podría tratarse de un temblor anormal.
¿Qué causa el temblor?
El temblor anormal es un tipo de trastorno del movimiento que se presenta cuando hay una alteración en partes del cerebro que controlan el movimiento. El temblor puede ser una afección primaria, lo que significa que es un problema médico por sí solo, o un síntoma de otra afección como enfermedad de Parkinson, accidente cerebrovascular , o esclerosis múltiple. También puede ser una reacción a algo externo, como ciertos medicamentos o sustancias.
Algunas veces, el temblor es hereditario, lo que sugiere que la genética podría desempeñar un papel. Sin embargo, a menudo se desconoce la causa exacta.
¿Cuáles son los síntomas?
El temblor puede manifestarse de las siguientes maneras:
• Sacudidas o estremecimientos (especialmente en las manos, pero también puede ser en los brazos, la cabeza, las piernas o el tronco)
• Una voz trémula o temblorosa
• Dificultad para hacer las tareas motoras finas (como escribir, dibujar o usar utensilios)
Estos síntomas pueden empeorar con el estrés, el cansancio, las emociones fuertes o el consumo de cafeína. Ciertos temblores pueden ser provocados por posturas o tareas específicas.
¿Cuáles son los diferentes tipos de temblor?
Los temblores se clasifican en función de cuándo se presentan y qué los desencadena.
• Temblor fisiológico. La cantidad normal y minúscula de temblor que está presente en todos los individuos sanos.
• Temblor fisiológico intensificado. Una versión más notable del temblor fisiológico. Este pequeño y fino temblor en las manos y los dedos suele ser un efecto secundario de ciertos medicamentos, de la abstinencia de alcohol, del estrés, de la fatiga o de algunas afecciones médicas.
• Temblor esencial. El tipo más común de temblor anormal. Se presenta sin otros síntomas neurológicos. Se produce durante el movimiento y generalmente afecta las manos y los brazos, pero también puede afectar la cabeza, las piernas o la voz. Este tipo suele ser hereditario.
• Temblor parkinsoniano. Una señal precoz común de la enfermedad de Parkinson (aunque no todas las personas que padecen la enfermedad experimentan temblor). Es más notorio cuando el cuerpo está en reposo y puede parecer como si se estuviera haciendo rodar una pastilla entre el dedo pulgar y el índice. Este tipo suele aparecer inicialmente en una sola extremidad o en un lado del cuerpo, pero con el tiempo puede aparecer en ambos lados.
• Temblor distónico. Un temblor que se presenta en personas con distonía, una afección que hace que los músculos se contraigan involuntariamente. Puede afectar el cuello, las cuerdas vocales o las extremidades.
• Temblor cerebeloso. Un temblor lento y prolongado que empeora después de un movimiento intencionado (como presionar un botón). La causa es un daño en el cerebelo, la parte del cerebro que controla el movimiento. Este daño podría ser causado por un derrame cerebral, un tumor, una lesión o un trastorno por consumo de alcohol (en inglés).
¿Cómo se diagnostica el temblor?
Si experimenta temblores, es importante hablar con un proveedor del cuidado de la salud. Él o ella probablemente:
• Le preguntará sobre su historia clínica y sus síntomas
• Le hará un examen físico
• Le hará un examen neurológico
Además, podría pedir análisis de sangre o imágenes del cerebro para identificar las causas subyacentes.
¿Cuál es el tratamiento?
La mayoría de los temblores no se pueden curar, pero se pueden controlar. El tratamiento depende del tipo de temblor y su gravedad. Si la causa del temblor es una afección de salud diferente, tratar esa afección puede reducir o detener el temblor. Los casos leves pueden no necesitar tratamiento, especialmente si no le molestan los síntomas.
• Medicación. Ciertos medicamentos pueden ayudar a retardar o eliminar los síntomas. Las inyecciones de toxina botulínica (botox) pueden también ayudar a tratar ciertos tipos de temblores.
• Cirugía. Para casos graves de temblor y cuando los medicamentos no están dando resultado, un médico puede recomendar un tratamiento quirúrgico como la estimulación cerebral profunda (en inglés).
• Terapia. La fisioterapia, la terapia del habla y la terapia ocupacional pueden ayudar a controlar los síntomas del temblor y a hacer las tareas diarias.
• Dispositivos de asistencia. Ciertas herramientas y tecnologías de asistencia (en inglés) pueden ayudar a simplificar las tareas diarias como comer, escribir o usar una computadora. Algunos dispositivos portátiles también pueden ayudar a disminuir el temblor.
Cómo vivir con temblor
Hacer ciertos cambios en el estilo de vida puede ayudar a controlar el temblor leve a moderado.
• Elija ropa y zapatos fáciles de poner, como aquellos con velcro o sin cordones.
• Reduzca o suprima la cafeína y otros estimulantes.
• Consulte con su médico sobre la probabilidad de probar medicamentos para disminuir sus temblores o suspender los medicamentos que podrían empeorarlos.
• Si su médico le receta medicamentos para aliviar sus temblores, tómelos a tiempo
Recuerde, si le preocupa el temblor, hable con su proveedor del cuidado de la salud. Él o ella puede ayudarle a encontrar las mejores maneras de controlar sus síntomas y mejorar su calidad de vida.