Casi 5 de cada 100 estadounidenses mayores de 12 años tienen hipotiroidismo, es decir, una tiroides poco activa. Como la afección es común, muchos creen que tienen hipotiroidismo cuando en realidad no es así.
De hecho, muchos de los síntomas del hipotiroidismo también pueden ser causados por algo no relacionado, como un medicamento o un problema hormonal o gastrointestinal.
Síntomas de una tiroides poco activa
- Fatiga
- Aumento de peso
- Sensación de frío
- Dolor de articulaciones y músculos
- Piel o cabello seco
- Períodos menstruales irregulares
- Frecuencia cardíaca más lenta de la habitual
- Depresión
Diagnóstico
"Muchos pacientes buscan información sobre sus síntomas en Internet y suponen incorrectamente que la causa es un problema de tiroides", dijo el Dr. Henry B. Burch, director de uno de los programas del Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales.
La única forma precisa de diagnosticar una tiroides hipoactiva es consultar a un médico o profesional de la salud, quien repasará sus antecedentes médicos y le hará un examen físico. El médico también puede pedir análisis de sangre y pruebas de diagnóstico por imágenes. Estas pruebas detectan si su tiroides está hipoactiva y, de ser así, por qué.
Tratamiento
El Dr. Burch dice que las personas con diagnóstico de un problema de tiroides como hipotiroidismo, a menudo encuentran información errónea sobre su tratamiento en Internet.
"Algunos pacientes van a la cita médica con artículos, libros o anuncios, en mano o leídos, convencidos de que no están recibiendo la mejor atención para su tiroides", dijo.
Una tiroides hipoactiva se suele tratar con un medicamento llamado levotiroxina, que sustituye las hormonas que le faltan al cuerpo cuando la tiroides está poco activa. En el cuerpo, la levotiroxina, también conocida como T4, se convierte en una forma más activa conocida como T3. Hay investigaciones en curso para averiguar si el tratamiento de reemplazo con levotiroxina sola se podría mejorar añadiendo T3, pero los resultados todavía no están claros. De seis a ocho semanas después de empezar el tratamiento de reemplazo de hormona tiroidea, el médico pedirá nuevos análisis de sangre. Los resultados indicarán si hay que ajustar la dosis.
El Dr. Burch anima a las personas que creen que podrían tener un problema de tiroides a que hablen de esto con su médico. Le deben explicar sus síntomas y hacerse las pruebas adecuadas. Dijo que es importante recordar que la tiroides tal vez no sea la causa del problema. Si los resultados de las pruebas de tiroides son normales, esté abierto a que el médico busque otras causas de sus síntomas.