La gimnasta Shannon Miller cautivó al mundo entero en su camino al oro olímpico. Ahora, la ganadora de siete medallas olímpicas y defensora de la salud de la mujer tiene un título más: sobreviviente de cáncer a largo plazo. Miller dice que aunque el tratamiento del cáncer fue una de las partes más difíciles de su vida, su familia y su equipo médico la ayudaron a recuperarse y a mantener una actitud positiva durante el tratamiento.
¿Cuándo le diagnosticaron cáncer de ovario?
En el otoño de 2010, mi médico me encontró un quiste del tamaño de una bola de béisbol en el ovario izquierdo. El 13 de enero de 2011, me desperté de la operación para extirpar el tumor con la noticia de que tenía una forma poco común de cáncer de ovario. Tenía sólo 34 años.
¿Había tenido algún síntoma antes de que el médico le descubriera el quiste?
Recién después del diagnóstico me puse a pensar en los síntomas que había tenido antes de la cita inicial. Mi marido me recordó que apenas dos semanas antes lo había llamado al trabajo porque estaba tirada en el suelo con tanto dolor de vientre que no sabía si iba a poder sacar a nuestro bebé de un año de la cuna.
También me di cuenta de que tenía tres de los cuatro síntomas principales del cáncer de ovario: distensión abdominal, pérdida de peso y dolor. Sin embargo, los había ignorado por completo. Ni siquiera los recordaba. Por eso es tan importante que yo les hable de esto a las otras mujeres. Como mujeres y como madres, tenemos que prestarle atención a nuestro cuerpo.
¿Cómo le ayudaron sus habilidades y experiencia como gimnasta de fama mundial en la recuperación del cáncer?
Como atleta, aprendí la importancia de fijarme y cumplir metas y de mantener una actitud positiva. El tratamiento de quimioterapia fue una de las experiencias más difíciles de mi vida, y mantener esa mentalidad positiva fue algo fundamental. Eso no quiere decir estar de buen humor las 24 horas del día. Pero yo trataba de ver el lado positivo y de decirme que lo podía lograr. Empecé por fijarme objetivos alcanzables, aunque fuera algo tan simple como dar dos vueltas a la mesa del comedor. Si lo lograba, ésa era mi victoria del día. Poco a poco pude hacer cada vez más y empecé a recuperar la fuerza.
Aun así, llegué a mi punto más bajo. En un momento tuve náuseas tan espantosas que no podía retener nada. Terminé otra vez en el hospital. Al estar sentada allí, sola en mi cuarto, pensé: "No puedo hacer esto. No sé cómo. Entonces entró una enfermera a ver cómo estaba. Y eso me recordó mi experiencia de gimnasta y la importancia de contar con un equipo. A partir de ese momento, supe que me respaldaba un equipo de profesionales de la salud, familiares y amigos que colaboraban conmigo para que saliera adelante.
¿Cómo hizo para criar a un hijo pequeño mientras se recuperaba del cáncer?
Cuando tenemos una crisis de salud, necesitamos todo el apoyo posible. Entonces aprendí una dura lección: no puedo hacerlo todo sola. Y está bien que así sea. Creo que como padres, naturalmente, tendemos a hacer todo. Pero yo no podía. Después de conversar con amigos, comprendí que si no me concentraba en mi propia salud y recuperación, no iba a poder ser una buena madre para mi hijo. Una de las cosas más difíciles e importantes que hay que aprender es a pedir ayuda y a aceptarla cuando nos la ofrecen.
¿Qué opina de investigaciones como las que se llevan a cabo con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud?
La investigación es algo vital. Necesitamos una prueba mejor para detectar el cáncer de ovario antes. Se necesita más información.
Como sobreviviente de cáncer durante 10 años, ¿qué mensaje tiene para otras mujeres con cáncer o con riesgo de padecerlo?
Es muy importante que sea consciente de su cuerpo y que preste atención a sus signos y síntomas. Infórmese y haga preguntas. Usted es la mejor defensora de su propia salud. Como atleta, yo le prestaba atención a mi cuerpo. Pero en los últimos diez años, he estado mucho más atenta a mi salud. Antes, daba la buena salud como algo por sentado.
Por último, no tenga miedo de hablar de esto. Trate de encontrar a otras personas que hayan tenido una experiencia similar. Escuchar a otras sobrevivientes, me hizo sentir menos sola. Y eso es realmente importante.