La función de su sistema inmunitario es mantenerlo sano al detectar intrusos nocivos, como las bacterias y los virus, y luchar contra ellos. Si usted tiene una enfermedad autoinmunitaria, su sistema inmunitario ataca por error las células, los tejidos y los órganos sanos del cuerpo.
Las enfermedades autoinmunitarias no tienen cura—al menos por ahora—pero hay tratamientos para ayudar a controlar los síntomas. El diagnóstico y el comienzo del tratamiento lo más pronto posible pueden ayudar a prevenir un daño más grave en el futuro.
¿Cómo se manifiestan las enfermedades autoinmunitarias?
El sistema inmunitario es una red de células y órganos que trabajan juntos para luchar contra las infecciones y proteger al cuerpo contra enfermedades. Por ejemplo, la piel y las membranas mucosas ayudan a prevenir la entrada de gérmenes nocivos al cuerpo, y los órganos y tejidos del sistema linfático (incluidos el bazo, las amígdalas, el timo, la médula ósea y los ganglios linfáticos) producen y guardan los glóbulos blancos que luchan contra la infección.
En una respuesta inmunitaria sana, el sistema inmunitario produce linfocitos (un tipo de glóbulos blancos) y anticuerpos (proteínas protectoras) que reconocen las sustancias extrañas llamadas antígenos y las atacan para proteger al cuerpo.
Típicamente, el sistema inmunitario puede reconocer la diferencia entre las células y los tejidos propios del cuerpo y los intrusos potencialmente nocivos como los antígenos víricos y bacterianos. En personas con afecciones autoinmunitarias, el sistema inmunitario se confunde y produce autoanticuerpos, un tipo de anticuerpo que ataca las células y los tejidos sanos. Esto puede causar inflamación en diferentes partes del cuerpo, producir daño a los órganos y sistemas del cuerpo y contribuir a la manifestación de una amplia gama de síntomas.
¿Cuáles son los diferentes tipos de enfermedades autoinmunitarias?
Se conocen más de 80 trastornos autoinmunitarios que, en conjunto, afectan a más de 23,5 millones de estadounidenses. Cada enfermedad es diferente, pero todas tienen en común una respuesta inmunitaria desenfrenada que hace que el sistema inmunitario reaccione en contra del cuerpo al que debe proteger.
Algunos trastornos afectan a órganos o tejidos específicos, como la piel, el corazón o los vasos sanguíneos. Otras tienen efectos más generales y se concentran en varios tejidos o sistemas de todo el cuerpo.
Los ejemplos de los trastornos comunes que afectan a órganos específicos incluyen la diabetes tipo 1 (páncreas), las enfermedades intestinales inflamatorias como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerativa (aparato digestivo) y la esclerosis múltiple (cerebro y médula espinal). Los trastornos sistémicos—que atacan a varios sistemas—incluyen el lupus eritematoso sistémico (LES), también conocido como lupus, el síndrome de Sjögren y la esclerodermia, que afecta a todos los tejidos y órganos del cuerpo.
¿Qué causa esas enfermedades?
Aunque los científicos y los médicos no están exactamente seguros de la causa de las enfermedades autoinmunitarias, es probable que sean desencadenadas por interacciones de los genes, el sistema inmunitario y el medio ambiente.
Todavía hay mucho que aprender sobre esas relaciones, pero los expertos creen que aun si una persona con ciertos genes o ciertas combinaciones de genes corre el riesgo de tener una enfermedad autoinmunitaria, probablemente no la tendrá sin que algo en su ambiente la desencadene o la active. Los factores ambientales desencadenantes pueden incluir los siguientes:
- Infección (por un virus o una bacteria)
- Estrés
- Sustancias alimentarias (como el gluten o los productos lácteos)
- Contaminantes en los alimentos (como el mercurio en el pescado)
- Contaminantes ambientales (como ciertos pesticidas)
¿Quién está expuesto a riesgo?
Las enfermedades autoinmunitarias tienden a ocurrir en las familias. Es más probable que usted tenga una de ellas si:
- Tiene un familiar con una enfermedad autoinmunitaria.
- Si ya le han diagnosticado una o más enfermedades autoinmunitarias.
Además, puede ser más o menos probable que presente ciertas enfermedades autoinmunitarias según su origen racial y étnico, sexo asignado y edad. Por ejemplo, muchas clases de enfermedades autoinmunitarias como el lupus, la esclerodermia y el síndrome de Sjögren son mucho más comunes en las mujeres que en los hombres.
Puesto que algunas condiciones ambientales o algunos virus específicos pueden desencadenar enfermedades autoinmunitarias, el riesgo de tener algunas de ellas puede ser mayor para las personas con mayor probabilidad de exposición a esos factores desencadenantes.
¿Cuáles son los síntomas?
Las enfermedades autoinmunitarias pueden afectar a diferentes partes del cuerpo. Sus síntomas pueden ser similares o aun vagos y es posible que los síntomas específicos de cada afección no sean iguales. Muchos de los más comunes―como fatiga y dolor de las articulaciones y los músculos―también podrían ser síntomas de otras afecciones.
La mayoría de las enfermedades autoinmunitarias causan inflamación, de manera que las personas que sufren de ellas a menudo tienen calor, dolor o inflamación (todas señales de inflamación) en la parte del cuerpo afectada. Algunos síntomas comunes incluyen:
- Fatiga
- Fiebre de baja intensidad
- Pérdida o aumento de peso
- Mareo
- Hinchazón o dolor de los músculos o las articulaciones
- Dificultad para pensar con claridad o prestar atención
- Erupciones de la piel
- Problemas digestivos (como hinchazón del estómago, cólico, diarrea o estreñimiento)
Las personas con afecciones autoinmunitarias a menudo tienen síntomas en ciclos, que pueden cambiar con el tiempo. Aun con tratamiento, puede haber períodos de empeoramiento de los síntomas o de aparición de nuevos síntomas (ataques), seguidos de períodos de remisión en los que desaparecen o son menos intensos.
¿Cómo se diagnostican las enfermedades autoinmunitarias?
Para muchas personas con síntomas autoinmunitarios, obtener un diagnóstico preciso puede ser difícil y estresante y exigir mucho tiempo.
Para diagnosticar una enfermedad autoinmunitaria, un proveedor de atención de salud le hará un examen físico y le preguntará sobre sus síntomas, su historia médica y la de su familia y si a otros familiares se les ha diagnosticado una o más enfermedades autoinmunitarias. Según sus síntomas y antecedentes, ese profesional puede recomendar exámenes de sangre, imágenes y otras pruebas de diagnóstico.
¿Cómo se tratan?
La mayoría de las enfermedades autoinmunitarias no tienen cura, pero hay tratamientos para ayudar a las personas afectadas a abordar y a manejar sus síntomas. Los tratamientos varían según la enfermedad y la forma en que la persona se vea afectada.
Además de su proveedor de atención primaria, usted puede estar bajo el cuidado de uno o más especialistas, incluso:
- Inmunólogos (para afecciones del sistema inmunitario)
- Reumatólogos (para enfermedades reumáticas como la artritis y otros trastornos inflamatorios)
- Endocrinólogos (para trastornos de las glándulas y las hormonas)
- Hematólogos (para afecciones de la sangre)
- Neurólogos (para afecciones del sistema nervioso)
- Cardiólogos (para enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos)
- Gastroenterólogos (para afecciones del aparato gastrointestinal)
- Dermatólogos (para enfermedades de la piel)
Usted puede trabajar junto con su equipo de atención de salud para crear un plan de tratamiento que surta el mejor efecto para usted, su estilo de vida y sus síntomas, con el menor número posible de efectos secundarios. Esto podría incluir un tratamiento farmacológico, con medicamentos para:
- Aliviar el dolor (como productos antiinflamatorios no esteroides)
- Controlar la inflamación (como corticosteroides)
- Inhibir la respuesta inmunitaria (como inmunodepresores)
Además de estos tratamientos, puede haber ciertas actividades, planes de alimentación y cambios del estilo de vida a largo plazo que pueden ayudarle a controlar sus síntomas y a sentirse mejor.