En 1971, el presidente Nixon firmó la Ley Nacional del Cáncer como parte de la Guerra contra el Cáncer. En honor al 50.º aniversario de la promulgación de la ley, el Dr. Norman Sharpless, director del Instituto Nacional del Cáncer (NCI, por sus siglas en inglés), reflexiona sobre la investigación y el tratamiento del cáncer, y los cambios de los últimos 50 años.
¿Cómo era el tratamiento de esta enfermedad antes de la aprobación de la Ley Nacional del Cáncer?
En la mayoría de los casos, un cáncer era una sentencia automática de muerte. Se me ocurre una excepción que realmente ofrecía esperanzas. En la década de 1950, un grupo de líderes científicos encontró una cura para una leucemia infantil especialmente terrible. La tasa de supervivencia pasó de cero a más del 80%.
¿Por qué no lograr un cambio así para todos los cánceres? Esa forma de pensar generó apoyo para la Ley Nacional del Cáncer. En aquel entonces, algunos creían que el cáncer era un problema médico que se podía resolver en unos cinco años. Simplemente había que encontrar los medicamentos adecuados. Por supuesto, el cáncer resultó ser un problema mucho más complicado.
¿Por qué es tan difícil de resolver el problema del cáncer?
Ahora comprendemos que el cáncer es diferente para cada paciente. De alguna manera, los cánceres son como los copos de nieve. No hay dos iguales.
El cáncer no es una enfermedad ni diez, son cientos o miles de enfermedades. Cada cáncer requiere un tratamiento y un enfoque único. Antes, seguíamos usando los mismos medicamentos ineficaces. Ahora estamos empezando a ver avances reales en cánceres específicos.
Estamos comprometidos con la meta del presidente Biden de acabar con la tragedia de esta enfermedad que se lleva a seres queridos demasiado pronto. Alrededor de 600.000 estadounidenses mueren a causa de un cáncer cada año. Así que aún queda mucho trabajo por delante.
¿Qué papel juegan los grandes datos?
Nos hemos apartado de los estudios clínicos tradicionales. Ya no les damos el medicamento A a 400 personas y el medicamento B a otras 400 y luego comparamos los resultados. Cada uno de esos 800 pacientes es diferente, así que no podemos tratarlos a todos de la misma manera. Relacionamos muchas fuentes de datos, desde informes de laboratorio hasta reclamaciones de seguros. El análisis de grandes cantidades de datos nos ayuda a comprender el cáncer en el mundo real. Por ejemplo, los tratamientos que dan resultado en los grandes hospitales urbanos pueden no funcionar en zonas con bajo acceso a la atención médica.
¿Qué efecto tuvo la pandemia de COVID-19 en la atención del cáncer y los estudios clínicos?
La pandemia causó grandes retrasos en los tratamientos y las cirugías. Redujo mucho las pruebas de detección, por ejemplo, los Papanicolaou y las mamografías. Pero me impresiona la manera en que el mundo del cáncer se unió para disminuir el impacto de la pandemia. Eso significa iniciar los tratamientos con rapidez y recuperar las pruebas perdidas.
Los estudios clínicos son fundamentales para avanzar en la investigación del cáncer. El NCI inscribe cada año a más de 35.000 participantes, que se benefician del acceso a terapias nuevas. Aumentar la diversidad de las personas que participan es una prioridad. Esto incluye llevar los estudios al paciente y hacer que sean más convenientes.
Al principio de la pandemia, tuvimos que aprender a usar la telemedicina para los estudios clínicos. Obtuvimos los consentimientos por teléfono. Enviamos los medicamentos por correo. Buscamos los lugares de tratamientos más cercanos a la gente. A los pacientes, las personas que los cuidan y los médicos, les gustaron estos cambios. A medida que avancemos, estas lecciones aumentarán el acceso a los estudios clínicos y a la atención médica.
¿Qué más nos puede decir sobre la investigación del cáncer hoy en día?
Estamos en una época de oro. En el NCI, tenemos más ideas de investigación de las que podemos financiar. Por ejemplo, hay al menos cinco enfoques de tratamiento nuevos para el mieloma. El desafío consiste en averiguar cómo aprovechar estas técnicas.
Para progresar en el cáncer, tenemos que comprender la enfermedad. Los increíbles resultados que vemos en algunos tipos de cáncer se basan en décadas de investigación básica. Ese paso no se puede pasar por alto. La ciencia es algo sorprendente e imprevisible. No sabemos de dónde surgirá el próximo adelanto.
El melanoma metastásico, por ejemplo, es una gran historia de éxito. Tenía una tasa de supervivencia muy baja. Durante décadas parecía que nada había cambiado. Hasta que de repente adquirimos conocimientos nuevos sobre el sistema inmunitario. Y en cinco años, los científicos encontraron una cura. Eso no hubiera ocurrido sin los 30 años de arduo trabajo previo.
Aunque he hablado del trabajo del NCI, el progreso contra el cáncer es un esfuerzo de todos los Institutos Nacionales de Salud. Para obtener información sobre los estudios clínicos, los pacientes deben hablar con su médico y pueden visite ClinicalTrials.gov (enlace en inglés).
Escuche la serie de podcasts del 50.º aniversario del NCI en HealthCast
Esta miniserie especial de podcasts ofrece más información sobre la investigación del cáncer y la innovación: A 50 años de la Ley Nacional del Cáncer. Cada podcast dura unos 30 minutos. Los temas incluyen prevención, tratamiento, estudios clínicos y disparidades en la atención de la salud. Se pueden escuchar en Spotify, Apple o donde usted suele oír sus podcasts.