Melanie Modlin tiene 62 años y en junio pasado le hicieron un reemplazo total de rodilla. Su primera pregunta después de la operación fue: "¿Cuándo volveré a sentirme normal?" La respuesta llegó lentamente.
Para Melanie, la normalidad era más que liberarse del dolor. Se concentró en recuperar su rango de movimiento y su fuerza.
"Con la cirugía de reemplazo de rodilla, es importante empezar a moverse pronto. Si no, se puede formar tejido de cicatrización en la nueva articulación", explica Melanie. "Si ocurre eso, uno puede perder el rango de movimiento muy rápidamente".
El ejercicio fue clave para mejorar. Melanie hizo todos los ejercicios que le recomendaron el médico y los fisioterapeutas. Una actitud mental positiva también ayudó, dice ella.
Durante la recuperación, Melanie se concentró en las "victorias pequeñas". La primera fue levantarse de una silla sin usar los brazos. Otra fue caminar con un bastón en lugar de muletas. Las victorias posteriores incluyeron caminar sin bastón y finalmente subir y bajar escaleras.
Después de cuatro meses, se sentía mucho mejor. Después de seis meses, se sentía fantástica. "Pero sé que es diferente para cada uno", dice Melanie.
La primera vez que se dislocó la rótula, el hueso de la rodilla, Melanie estaba en octavo grado. Como adulta, sintió lo mismo varias veces más. Cuando tenía 49 años, se enteró de que tenía osteoartritis en la rodilla. La osteoartritis causa dolor e hinchazón y disminuye el rango de movimiento.
Pudo controlar el dolor sola hasta un día de 2015.
Iba de camino al trabajo con un maletín pesado y una cartera, cuando sintió que la rodilla derecha se le hundía en las escaleras cerca del estacionamiento. No se podía levantar. Por suerte, pudo llamar y pedir ayuda a la Biblioteca Nacional de Medicina de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), donde trabaja.
Su médico le dijo que se había desgarrado el cartílago de la rodilla y que necesitaría una cirugía de reemplazo total de rodilla.
Sabiendo que los reemplazos de articulaciones duran alrededor de 15 a 20 años, Melanie hizo todo lo que pudo para controlar el dolor y mantenerse activa hasta la cirugía. Hizo terapia física, usó muletas cuando fue necesario y recibió inyecciones regulares de cortisona.
Pero en la primavera de 2017, no pudo esperar más. En la articulación de la rodilla había hueso sobre hueso, el cartílago se había desgastado y tenía un dolor terrible. Necesitaba la operación.
Más de ocho meses después de la cirugía, Melanie dice que se siente afortunada. Además de celebrar las "pequeñas victorias" durante su recuperación, ha encontrado lo que llama los "grandes regalos".
"Siempre me consideré una persona paciente, pero ahora soy más paciente todavía", dijo. "Y no tengo tanto miedo de pedir ayuda. La gente ha sido amable y generosa. Una amiga se quedó conmigo después de la operación y mis compañeros de trabajo me trajeron el almuerzo y me visitaron".
Un paso y una victoria a la vez, y los regalos de la paciencia y la gratitud, siguen ayudando a Melanie a disfrutar de una vida mejor después de la cirugía.